Sábado, 25 de julio de 2009 | Hoy
EL PAíS › CAMBIó LA CEPA, PERO EL PROCEDIMIENTO ES IGUAL
Un investigador del Conicet revela que el procedimiento para obtener la vacuna no está sujeto a patente. Apoyo de expertos a la producción local de la vacuna.
Por Pedro Lipcovich
“Las patentes de las vacunas contra la influenza vencieron hace muchos años –observó el director del Instituto César Milstein, del Conicet, dedicado a investigar el tema–; lo que cambió este año es la cepa del virus, pero el procedimiento es el mismo y no está sujeto a patente.” Los especialistas consultados por Página/12 coincidieron en apoyar el propósito de producir localmente la vacuna, pero recordaron deudas pendientes del Estado en este orden: el laboratorio estatal bonaerense que produce la vacuna BCG –avalada por la OMS– no puede distribuirla porque nunca obtuvo la certificación nacional; la producción de la vacuna contra la tos convulsa está demorada “por falta de equipamiento”, según la directora del equipo universitario que la desarrolla. De todos modos, para la mayoría de los profesionales consultados, producir en la Argentina la vacuna contra la gripe A “es factible si se toma la decisión política y se la acompaña con todo, pero todo lo que haga falta”.
José La Torre dirige el equipo que, en el Instituto César Milstein del Conicet, desde 2005 trabaja en la producción de una vacuna contra la gripe estacional: “Antes de empezar este trabajo, investigamos a fondo la cuestión de las patentes: todas las de vacuna contra la influenza están vencidas desde hace más de 20 años, ya que hay vacunas de este tipo desde hace 50. Este año, con la gripe A, el procedimiento es el de siempre; lo que cambió es la cepa. Y la cepa para elaborar la vacuna la ofrece, sin cargo, la OMS; en este momento la estamos adquiriendo por medio del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos”. La Torre –tal como informó Página/12 el sábado pasado– sostiene que “si existe la decisión política, podemos lograr una rápida disponibilidad de la vacuna contra la gripe A”.
Precisamente hoy, el Ministerio de Ciencia y Tecnología lanza la licitación para iniciar los desarrollos de la vacuna contra la gripe A.
Claudio Capuano –coordinador de la Cátedra de Salud y Derechos Humanos de la UBA y uno de los referentes de la Red Nacional de Laboratorios Públicos– destacó que “la Argentina cuenta con profesionales altamente capacitados, en condiciones de producir una vacuna contra la gripe A en tiempo y forma. Es lo que venimos diciendo con respecto a la producción estatal de medicamentos en general. Lo que hace falta es una inversión importante desde el Estado. Hay dos lugares públicos que podrían hacerse cargo: el Instituto Maiztegui, en Pergamino, y el Instituto Malbrán, pero los dos necesitan dinero para equipamientos”.
Martín Isturiz –del Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología, que impulsa el desarrollo de los laboratorios públicos– destacó las que considera deudas pendientes del Estado en materia de producción de fármacos: “Sólo hay dos instituciones públicas que fabrican vacunas virales: el Maiztegui elabora la vacuna contra el Mal de los Rastrojos, y el Malbrán hace la vacuna contra la rabia”. Entonces, en cuanto a producir una vacuna contra la gripe A en los próximos meses, “falta experiencia en producción masiva y arrancar desde cero no es fácil. Distinto es el caso de Brasil, donde hay dos grandes laboratorios estatales desde hace varias décadas, como parte de una política de Estado.”
Isturiz recordó el caso de “la vacuna BCG, que se fabrica en el Instituto Biológico de La Plata, dependiente de la provincia de Buenos Aires: es referencia para América latina, por certificación de la OMS, pero en la Argentina sólo podía distribuirse en territorio bonaerense, porque el laboratorio no cumple los requisitos de la Anmat; entonces, para las demás provincias, el Ministerio de Salud de la Nación tenía que traerla del extranjero. Entre 2002 y 2006 peleamos por eso, hasta que el Estado nacional otorgó un crédito para poner el laboratorio en condiciones; pero después supimos que la provincia no tomó el crédito. El laboratorio sigue igual, aunque este año la Anmat otorgó una autorización parcial para entregar vacunas a otras jurisdicciones ‘sólo si la otra provincia lo solicita’”.
Otra experiencia a tomar en cuenta es la de la vacuna contra la tos convulsa: está en desarrollo en el Instituto de Biotecnología y Biología Molecular de la Universidad de La Plata, tal como informó Página/12 el 8 de julio de 2008. Más de un año después, “se nos plantearon dificultades en cumplimentar requisitos formales –cuenta Daniela Hozbor, directora del equipo científico–. Estamos haciendo ensayos a escala de laboratorio y, para pasar a otra escala, necesitaríamos que se agilizara la compra del equipo ya pedido y presupuestado”.
En cuanto a la vacuna contra la gripe A, Hozbor estima que su producción local “puede ser factible si se pone todo, pero todo el esfuerzo, con interacción de lo público y lo privado: hay que tomar la decisión y acompañarla con todo lo que haga falta”.
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