Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, consideró ayer que la nieta que acaba de recuperar su identidad el martes “va a sentir mucho orgullo” de sus padres porque “eran chicos con una convicción de lucha pero también estudiantes, trabajadores y profesionales”.

María, como la llamó su familia adoptiva, es la hija menor de Cecilia Beatriz Barral, secuestrada en agosto de 1976 junto a su pareja, y se negó a aportar voluntariamente muestras de ADN a la Justicia. “Como otros chicos, se negaba, no quería, tenía miedo. Todo lo que es desconocido produce rechazo”, advirtió la presidenta de Abuelas. “Comienza para ella una nueva vida”, dijo, a partir de “la relación con su verdadera historia”. “El nieto 102 también se negó y ahora es un chico feliz que transita por la casa de las Abuelas como si fuera su casa”, subrayó.

Carlotto aclaró que la nieta 103 recuperada por Abuelas “aceptó sin ningún reparo la extracción de sangre obligatoria” que determinó el juez federal de Rosario Marcelo Bailaque. “La historia que vivió en el pasado no se le va a borrar, es parte de su vida y nadie pretende que cambie de forma de vida, de amistades o de afectos, porque eso es ella”, explicó. “Las Abuelas queremos liberarla de la mentira para entregarle la verdad y que camine ese camino de verdad”, agregó. De esta manera, “el día que tenga hijos sabrán también de dónde vienen y ella también tendrá muchas respuestas para cosas que sentía”, dijo. Carlotto consideró la restitución como “un premio ante esta tarea ardua que llevamos adelante las Abuelas”.