EL PAíS
• SUBNOTA › POR CARLOS GOROSTIZA*
Sensaciones y preguntas
No puedo emitir un juicio cerrado sobre las llamadas asambleas barriales. Porque no tengo un juicio cerrado. Tengo, sí –podría decir que me poseen- una multitud de sensaciones abiertas conectadas con antiguos deseos personales que a lo largo de los años no obtuvieron más respuesta que el desaliento o el fracaso. Porque durante esos años mi generación esperó inútilmente no sólo que el pueblo pudiera decir lo suyo sino, también, que luego su discurso fuera respetado.
Aparecen entonces estas asambleas. Lo primero que surge en mí es una profunda emoción: veo y oigo a un pueblo que despierta, a un pueblo en rebeldía que reclama lo suyo, a un pueblo que denuncia el fin de toda una época triste de nuestra historia y quiere inventar una época nueva. Toda esta emoción es mucha y apenas deja lugar para el juicio, para el pensamiento. Pero entonces se oyen consignas –algunas demasiado viejas, algunas demasiado nuevas– y surgen otras sensaciones. Y con las nuevas sensaciones aparecen las grandes dudas, las dudas responsables: ¿Quiénes? ¿Cómo? ¿Cuándo?
Y entonces siento que este momento no debería ser sólo el de la acción; también, y sobretodo, debería ser el del pensamiento.
* Novelista y autor de más de treinta piezas teatrales, entre otras El acompañamiento (estrenada en Teatro Abierto 81), Los prójimos y El patio de atrás, donde dirigió a su actor-fetiche Carlos Carella, Leonor Manso, Cipe Lincovsky y Patricio Contreras.
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