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Por E. T. y F. Y.

No tuvo un manejo sectario de la comisión. Tomó el tema y cedió espacios convencido de que oxigenar la Corte Suprema de Justicia es una verdadera necesidad de Estado. En diálogo con Página/12, el titular de la Comisión de Juicio Político, Ricardo Falú, no duda en sostener que tras la acusación a Eduardo Moliné O’Connor “no hay un linchamiento, ni una persecución política”.
–¿Qué significado tiene haber aprobado la primera acusación a un juez de la Corte en democracia?
–Desde el año 1946 no se producía una acusación a un juez de la Corte. Estamos yendo hacia el corazón de la pústula. Cuando el Senado inicie el juicio, demostraremos como desde los más altos niveles del Estado había o un aval a la generación de antijuricidad o un manto de impunidad. Esto hacía más de 50 años que no sucedía en la Argentina. Para mí es importante ser una pequeña parte de este cambio. La gran parte la ha puesto el pueblo argentino y también las pautas muy claras del presidente Néstor Kirchner que ha alentado a la población. Si logramos mover a quienes parecían monarcas con título nobiliario, esto va a alentar más la esperanza.
–¿La limitación de tiempo que tuvo la comisión para exponer las causas investigadas y las características de esta sesión desprestigia el trabajo de la comisión?
–Creo que esto no nos ha permitido presentar nuestro trabajo en su real dimensión. Igualmente esta el informe escrito que tiene más de 300 páginas. Los cargos están suficientemente fundados y a ellos se va a remitir el Senado. El dictamen es suficientemente sustancioso.
–¿Es Moliné O’Connor el símbolo de una década?
–Cuando yo hablé de una cofradía que se apropió del Estado lo hice con plena conciencia de lo que decía. El caso Meller fue un modus operandi. En este caso vemos como se creaba una deuda inexistente y se transfería indebidamente esos ingresos a un tercero colocando al Estado en deudor. El caso Macri es un perjuicio ya consumado en perjuicio del Estado y la Justicia opera para que los castigos no alcancen a los grupos económicos. Este es el modus operandi de la corrupción que diezmó al pueblo argentino.
–¿Qué significa para un país tener jueces que no garantizan justicia?
–Este es el punto más valioso de lo que sucedió hoy. Más allá del decorado que representa el debate parlamentario. Lo realmente valioso es que hay una voluntad política que la expresa la votación y que quiere remover a todos los hombres que han vuelto a las instituciones contra los intereses del país. Y no hablo sólo de la Justicia, sino también del PAMI, de la Educación o del sistema de jubilaciones. Todas estas instituciones estaban muy deterioradas por el accionar distorsionado de muchos hombres. Ayer hemos declarado nulas algunas leyes para que funcione mejor la Justicia. Ahora no removemos actos sino hombres.
–¿Qué se esconde detrás de quienes los acusan de revisar las sentencias o vulnerar la independencia del Poder Judicial?
–Son meros artilugios que no tienen respaldo jurídico. Se remueve al juez pero no a la sentencia. También es patético el planteo de que se pone en peligro la defensa del Poder Judicial. Se escudan en la independencia del Poder Judicial que ellos han vulnerado. Esto no es un linchamiento, esto no es una persecución política, ni un ataque al Poder Judicial. De atacar al Poder Judicial se encargó Moliné O’Connor durante muchos años.