EL PAíS
El equipo de sus amores
El sostén de la fundación “Creer y crecer” es Francisco de Narváez, ex dueño Casa Tía y Paseo Alcorta, hoy financista y asiduo personaje de las páginas del jet set de las revistas faranduleras. De Narváez y Macri se conocían pero no eran amigos. La encargada de juntarlos fue Diana Capurro, una publicista que había hecho trabajos para Tía y para Boca. Uno de los habituales trabajos de Capurro es armar los afiches con los que Boca carga a los hinchas de River después de los clásicos ganados. Ella los juntó y ahora tiene un cargo de importancia dentro de la fundación. Otro que se sumó este año es Rodolfo “Chango” Díaz, ex ministro de Trabajo de Menem. Díaz venía de pasarse un par de años afuera y volvió para ponerse a coordinar el trabajo de los equipos de Macri.
En cuanto a políticos, además de Ramón Puerta, son pocos los nombres que salen de boca de Macri. Es que algunos de sus amigos no son muy presentables. Con José Luis Manzano mantiene una relación desde hace más de diez años. En el ‘91, Macri fue secuestrado y Manzano, por ese entonces ministro del Interior, resolvió el caso. A Carlos Grosso lo conoce de antes, porque el ex intendente trabajó en Socma durante la dictadura. Pero con quien más dialoga es con Enrique “Coti” Nosiglia, quien también milita en la interna boquense. “El ‘Coti’ siempre me dice que tenga cuidado”, sólo cuenta Macri de sus conversaciones con el ex ministro de Alfonsín.