EL PAíS › OPINION
Los que ni se molestaron
por Sergio Widder y Pablo Slonimsqui*
Luego de varios intentos fallidos, pareciera que lentamente los grupos nazis criollos han vuelto a intentar, de modo más prolijo, obtener reconocimiento en la Justicia para presentarse a elecciones. Ya en el pasado hubo varios intentos frustrados. En algunos casos, porque presentaron firmas falsas, o bien obtenidas de modo fraudulento (invitaban a la gente a firmar en apoyo de causas nobles y muchos incautos terminaban, sin quererlo, apoyando la legalización de una agrupación nazi). En otros, la Justicia rechazó la utilización de la cruz svástica como identificación partidaria. Si bien los nazis argentinos argumentaron que la svástica es un símbolo oriental milenario, es indudable que luego de la Segunda Guerra Mundial en Occidente la svástica remite directamente a la tragedia del Holocausto.
En los últimos tiempos, los grupos nazis locales han tratado de suavizar su imagen de apologistas del Tercer Reich. Uno de ellos, Alejandro Biondini, llegó a plantear que su modelo para su Partido Nuevo Triunfo (cuyo símbolo es una especie de número “7” dibujado de modo tal que parece una svástica) era el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen. Vale la pena recordar que Le Pen empezó con un partido marginal y llegó a disputar el ballottage en las elecciones francesas. En este terreno se inscribe también la flamante prolijidad para cumplir con todos los requisitos formales.
No obstante, esta imagen cuidadosa y esta pretensión seudodemocrática es una fachada: la verdadera voz de Biondini y sus seguidores se expresa a través del portal de internet que paradójicamente han bautizado “Libertad de Opinión”. A través de la red, un espacio por el que circulan enormes cantidades de propaganda racista, Kalki (así se presenta Biondini en este sitio) se manifiesta a gusto y sin limitaciones. Es allí donde reivindica a Adolf Hitler y el Tercer Reich, niega el Holocausto, reivindica el slogan “Una nación-un pueblo-un líder” y promueve el antisemitismo. Cada 20 de abril celebran allí el nacimiento de Hitler, y tienen una sección de homenaje a sus “camaradas” muertos, donde se asegura que uno de ellos fue víctima de un “crimen ritual” judío y que su sangre se utilizó luego para pintar el Obelisco. Además, en sus actos públicos, los miembros del PNT se han mostrado con uniformes, brazaletes y estandartes que remiten directamente al partido nazi.
Dentro de los procedimientos requeridos, los otros partidos tenían la posibilidad de emitir una opinión acerca del reconocimiento legal del PNT. Más allá de las formalidades, resulta paradójico que los actores de la democracia ni se hayan ocupado del tema y de hecho les abrieran el juego a los que tienen como objetivo la destrucción del sistema institucional.
* Representante para América Latina y abogado del Centro Simon Wiesenthal.