EL PAíS
La emocionante ceremonia del adiós
“Un hombre con una honradez sin límite y de una decencia envidiable.” La frase fue dicha por uno de los oradores de la ceremonia, pero podría haber salido de la boca de cualquiera de los presentes. Ese fue el sello que dejó Domingo Trama, un notable personaje del anarquismo argentino, que tuvo ayer su acto de despedida en el barrio de La Boca. Trama entró en la historia durante la maratónica huelga de los trabajadores navales en 1956, y sus amigos y familiares cumplieron con su último deseo: que sus cenizas se esparcieran en el Riachuelo, a metros de donde funcionaron los talleres a los que dedicó su vida.
Domingo Trama murió el 20 de mayo último. Tenía 91 años, y medio siglo atrás lideró la huelga más larga de la historia: la de los trabajadores de la Federación Obreros en Construcciones Navales, de la que era secretario general; la famosa “huelga de la FORA” de trece meses contra el gobierno militar de la Revolución Libertadora. Fue en reconocimiento de esa lucha que ayer por la mañana más de 50 personas se reunieron en la Vuelta de Rocha para cumplir su voluntad.
“Fue un libertario que luchó toda su vida”, fueron las palabras con las que el historiador Osvaldo Bayer inauguró la ceremonia, bajo una resolana ventosa. Bayer evocó la “pureza proletaria de este gran héroe”. Se sumó al homenaje el presidente del Museo Histórico de La Boca, Rubén Granara Insúa. “Era –dijo– un hombre de una honradez sin límites y de una decencia envidiable.” Los presentes aplaudieron emocionados, y el más conmovido de ellos tomó entonces la palabra. Era el periodista Rodolfo Perri, que cubrió la acción de lucha para el viejo diario La Prensa. “Este es un diálogo entre nosotros dos, sepan disculpar”, soltó con la voz baja. Y luego fue el turno de la hija de Trama, Nélida. “Con tus cenizas en este río –dijo– como vos deseabas, papá, Mingo, Minguito, hemos cumplido tus deseos; descansa en paz.”
Se leyeron entonces unos versos del poeta José Martí, y sus hijos, Oscar y Nélida, dejaron caer al Riachuelo las cenizas del viejo soldado de la FORA junto a una lluvia de rosas blancas desde lo alto de la Ribera.