La arremetida del peronismo provincial en los últimos meses no alcanzó para revertir el resultado en las PASO. El reproche más escuchado fue el desdoblamiento de las elecciones mendocinas de las nacionales. La decisión la tomó el gobernador Francisco Pérez a mediados de enero, luego de que la mayoría de los intendentes peronistas que comandan 12 comunas –de las 18– se despegaran de la suerte nacional. Los intendentes leyeron que el gobierno nacional estaba acorralado por la oposición, con una economía acosada por los fondos buitre, a lo que se sumaba el primer efecto de la muerte de fiscal Nisman, y encima, según algunas encuestas, la candidatura de Mauricio Macri parecía crecer en la provincia. Peero los sondeos previos a esta elección en Mendoza mostraban una altísima imagen positiva entre los mendocinos de la Presidenta y que Daniel Scioli, que en abril estaba seis puntos debajo de Macri, ahora lleva los mismos puntos por sobre el líder del PRO entre los votantes de la provincia. Ayer los cómputos provisorios presagiaban que el peronismo podría perder la mitad de sus 12 intendencias.