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Con un mensaje de carácter ecuménico y menor voltaje político que el desplegado hace unos días en Bolivia, el Papa dio su última misa de esta visita en suelo americano, destacando el valor de la “hospitalidad” y de “recibir, especialmente a quien tiene mayor necesidad de cuidado”. En su homilía, pidió a los fieles que se animen “a aprender el lenguaje de la hospitalidad, del acoger”.

Es necesario brindar “hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe o la ha perdido”, también “con el perseguido, con el desempleado, con las culturas diferentes, de las cuales esta tierra es tan rica, con el pecador”, enumeró Jorge Bergoglio en el pasaje central de su mensaje. “Tantas veces nos olvidamos que hay un mal que precede a nuestros pecados. Hay una raíz que causa tanto pero tanto daño, que destruye silenciosamente tantas vidas. Hay un mal, que poco a poco, va haciendo nido en nuestro corazón y comiendo nuestra vitalidad: la soledad”, advirtió.

La celebración tuvo sus particularidades: fue una misa bilingüe, con tramos en español y otros en guaraní, la segunda lengua oficial de este país, y en la que, también, estaban muchas de las canciones que se entonaron durante la mañana de ayer. Al momento de la Eucaristía, decenas de sacerdotes se mezclaron entre la multitud ofreciendo medio millón de hostias a los asistentes que quisieran participar del rito. También hubo lugar para que participaran representantes de todos los estratos de la sociedad paraguaya, proponiendo sus plegarias.

Francisco dio su misa más multitudinaria en suelo paraguayo el tercer y último día de su visita a este país. Temprano a la mañana, había visitado Bañado Norte, el barrio más humilde y populoso de Asunción. Allí pidió a quienes lo recibieron que sean “misioneros de la fe” y que “sientan y sean prójimos de los menores y los ancianos y de todos aquellos que estén pasando dificultades”. Por la tarde, luego de la misa, se reunió con obispos en la nunciatura y protagonizó un encuentro con miles de jóvenes en la costanera de esta capital, en el que repitió su ya conocida consigna: “Hagan lío”.