EL PAíS › DIAZ BANCALARI, JEFE DEL BLOQUE
“No nos prendemos a los juegos de la transversalidad”
Por M. P.
José María Díaz Bancalari tiene el difícil privilegio de ser un reconocido hombre del PJ bonaerense y, al mismo tiempo, interlocutor habitual de Néstor Kirchner en temas parlamentarios. Jefe del bloque del PJ en Diputados, debe sobrellevar los escollos de pertenecer a dos mundos que no saben mucho de lealtades compartidas. Ayer dijo que el Presidente y Eduardo Duhalde forman un “frente común”. Fue para responder a las versiones sobre un eventual desembarco de Cristina Fernández de Kirchner en el territorio bonaerense. “Kirchner y Duhalde coinciden en el modelo y lo demás son cuestiones anecdóticas”, definió en una entrevista con Página/12.
–¿Se imagina a Chiche Duhalde y Cristina Fernández de Kirchner compitiendo por la gobernación?
–No creo que esté en la idea de ninguna de las dos. Además, hoy estamos a cuatro años de la elección, y ni siquiera han pasado más de treinta días de que asumiera la nueva gestión. En este momento lo más importante es reforzar la gestión. Y en el caso de Cristina, creo que habría que preguntarle directamente a ella. Pero le repito: me parece que ninguna de las dos tiene expectativas electorales, sea en 2005 o en 2007.
–Pero no es la primera vez que el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, sugiere que Cristina podría ser candidata...
–Por ahí ellos deben tener alguna intención de comenzar alguna tarea de carácter electoral. Cada uno puede tener toda la voluntad de iniciar una tarea de este tipo. El peronismo bonaerense tiene como resultado el haber garantizado la institucionalización del país, no es como cualquier otro de los peronismos provinciales. Reivindicamos el aporte estratégico del 27 de abril (la primera vuelta de las presidenciales), cuando jugamos un papel imprescindible para colocar un Presidente que nos pertenece. Y también reivindicamos la conducción del compañero Eduardo Alberto Duhalde, que fue el piloto de tormentas en la crisis de 2001. No tenemos ningún rechazo con la actualización doctrinaria. Pero tampoco nos prendemos a los juegos de la transversalidad. El problema no es geométrico. En este momento se necesita que el peronismo esté junto, ayudando al Presidente a mantener este rumbo. Hay que rechazar la propuesta neocolonial que nuevamente aparece en el horizonte.
–Usted dice que la sociedad Kirchner-Duhalde sigue siendo necesaria. Pero ahora que el poder del Presidente parece consolidado, ¿Kirchner no está intentando trasladar su fuerza a la provincia?
–Hay un error de apreciación. En lo que coinciden Duhalde y Kirchner es en el modelo, que se va sustentando en distintas acciones que tienden a acciones comunes. Las otras cosas son anecdóticas. Nosotros, en el PJ bonaerense, necesitamos una actualización doctrinaria porque el pueblo no revalida lo que lo defrauda. Sin embargo, a los que se derriten por el discurso de la progresía socialdemócrata, les recuerdo que los clásicos nacionales siguen vigentes, como (Arturo) Jauretche, (Raúl) Scalabrini Ortiz, el mismo (Juan José) Hernández Arregui, Juan Perón y Eva Perón.
–Uno de los puntos de conflicto podría ser la intención de quitarles a los intendentes el manejo de los planes sociales, que en muchos casos digitaban a través de los consejos consultivos locales.
–El tema de los planes yo lo conozco de su nacimiento. Eso nació de la Mesa del Diálogo argentino, allá por febrero de 2002. La idea de los planes nació con contraprestación. Se pensaba en cuatro horas de dedicación a trabajos municipales, provinciales o nacionales. Y en el caso de que no se consiguieran –era imposible que una municipalidad empleara a un millón de personas– se deberían realizar tareas de formación. Además, los planes nacieron para ser administrados por organizaciones no gubernamentales, que tenían toda la voluntad pero no la estructura. Que ha habido algunas utilizaciones clientelísticas, puede ser. Pero yo también he visto emprendimientos productivos de como diez personas, en los que uno tejía, otro hacía cosas con hilo, y la plata era para ellos.
–¿La decisión de Kirchner de visitar el conurbano sin consultar a los intendentes se puede interpretar como otro indicio de que quiere construir un espacio propio en la provincia?
–Kirchner puede desarrollar actividad en todo el país, no sólo en la provincia de Buenos Aires. Es una cuestión lógica. Además, el Presidente encarna la esperanza de millones, como muestran los diarios. Porque si usted saca una foto del mismo lugar, con la misma gente, pero de hace dos años atrás, va a ver que tal vez no hay más plata, pero sí hay esperanza.
–Dirigentes del PJ bonaerense criticaron a funcionarios que provienen de sus filas pero que integran el Gobierno o tienen buena relación con el Presidente, como Aníbal Fernández, que cuestionó el uso clientelístico de los planes. ¿A usted también le pasó?
–Yo no creo que haya actitudes de desconfianza en algunos compañeros. Sí hay actitudes de amnesia: hay algunos que se olvidan y agreden como si no supiéramos quiénes somos. Nosotros hemos llevado adelante, por lo menos en el caso mío, no sé en el de Aníbal, una tarea importante dentro del partido. Yo soy el secretario de adoctrinamiento y capacitación del consejo provincial (del PJ bonaerense), y he sido el portavoz de la voluntad de cambio desde hace mucho tiempo. La cuestión mía no es de afinidad personal, sino de afinidad ideológica. Tanto con Duhalde como con el Presidente. Yo le digo lo que nos dijo Duhalde con su simpleza para decir las cosas: “Nosotros tenemos atado nuestro destino al de Kirchner. Si a Kirchner le llega a ir mal van a saber que fuimos nosotros”. Porque fue la provincia de Buenos Aires, con su peso electoral, la que permitió su ingreso al ballottage. Es una cuestión de autopreservación.