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“Ya sé que desde la historia de los derechos humanos, ahora soy un Guasón antipático”, dice el juez federal que mandó a detener a Hebe de Bonafini por que no se presentaba a prestar declaración indagatoria, Marcelo Martínez de Giorgi. En diálogo con Página/12 dice que está dispuesto a ir a la casa de las Madres de Plaza de Mayo y que le parece razonable indagarla por Sueños Compartidos. Cuestiona por posible encubrimiento a los manifestantes que la rodearon el jueves.

–Desde afuera, da la impresión de que Bonafini le ganó la pulseada.

–El sentido de la orden de captura era que preste declaración indagatoria. Frente a la presentación de parte de ella de la voluntad de ser indagada, deja de tener sentido la detención. Sería irracional sostener la detención. No voy a doblar la apuesta a niveles que se pueden escapar de las manos. Seguir escalando no aporta a nadie. No lo siento como derrota, celebro la razonabilidad de que se presentara y estoy dispuesto a tomarle la declaración en la casa de las Madres, si me plantean una buena justificación.

–¿Por qué la citó a indagatoria?

–Porque aparece su firma en dos convenios con el Ministerio de Trabajo, que otorgaba subsidios de 600 pesos durante un año para los trabajadores que participarían en la construcción de las viviendas, y ese monto se lo terminaba quedando la fundación. Y porque hay imputados, Sergio Schoklender más específicamente, que dicen que nada se hacía sin que ella lo viera.

–¿Usted cree que ella a su edad, con su actividad y condición, podía manejar la administración de la fundación Sueños Compartidos?

–No puedo contestar, porque estaría anticipando mi criterio. Ella como presidenta tiene que explicar.

–Pero Schoklender era apoderado justamente para manejar convenios y números.

–Ella tendrá que explicar la controversia que se da con él. El dice que ninguna decisión se tomó a espaldas de ella.

–En esta misma causa se comprobó que a ella le falsificaron la firma. Eso sería hacer algo espaldas de ella, o mucho peor.

–Si, en algunos convenios se detectó que le falsificaron la firma. Pero en otros es la firma de ella. A ver, no es una situación terminal tener que prestar declaración indagatoria.

–¿Cómo evalúa el hecho que se produjo ayer? No sólo la resistencia de Hebe de Bonafini sino la manifestación a su alrededor.

–Por un lado se planteó la resistencia y la manifestación para mostrar un apoyo; y por otro, objetivamente, no descarto que pueda haber un encubrimiento de parte de quienes la rodeaban para evitar la detención. Pero todavía no tengo los antecedentes del allanamiento como para evaluar bien qué sucedió. Lo que veo es una persona que tiene una orden de captura, y un grupo de gente que se junta para evitarlo.

–¿Usted ve todo como un hecho policial o judicial, no como un hecho político?

–Es una deformación profesional. Yo no puedo evaluar que porque es Hebe de Bonafini tengo que actuar de otro modo, ahí desbarrancamos. No se puede hacer distinción. Esto no es una persecución contra Hebe de Bonafini tampoco. No hay una persecución política, es un proceso penal.

–¿Si habla de un posible encubrimiento, no está anticipándose? Antes dijo que no quería adelantar opinión.

–No creo. Quizá extraiga testimonios y mande a formar otra causa, no lo sé.

–¿Esperaba un hecho así?

–No, pensé que la forma de resistencia era que ella esperaba en la asociación y se sometería a la detención. No quise tensar.

–Pero usted se convirtió en “el juez que ordenó la detención de Bonafini”.

–Para bien y para mal, sí. Desde la historia de los derechos humanos soy un Guasón antipático. Se armó un River-Boca. Pero no se pueden resolver las cosas así.

–¿Cómo se explica que las Madres sean querellantes y Bonafini esté imputada?

–Por las Madres, como asociación, son una persona jurídica que fue perjudicada económicamente. Hebe es una persona física distinta de las Madres, cuya responsabilidad en ese perjuicio hay que evaluar.