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En un trámite breve y sencillo, la Cámara alta aprobó la designación de Ricardo Lorenze-tti como ministro de la Corte Suprema: obtuvo 50 votos a favor, dos abstenciones y sólo uno voto en contra, el del senador santiagueño José Luis Zavalía. Ocupará la vacante que dejó Adolfo Vázquez al renunciar al tribunal antes de ser sometido a juicio político. Este abogado –nacido en Rafaela, Santa Fe, en 1955– será el cuarto juez de la Corte Suprema nombrado durante el gobierno de Néstor Kirchner en el marco del proceso de recambio para terminar con la mayoría automática del menemismo.
El presidente de la Comisión de Acuerdos, el justicialista Jorge Yoma, destacó que la designación de Lorenzetti marca “el éxito” de la acción del Gobierno “en la tarea de renovación y mejora de la calidad institucional de la Corte Suprema de Justicia”.
El procedimiento de designación parecía cantado, al punto que el presidente de la Cámara, Miguel Angel Pichetto, abrió la sesión proponiendo directamente la votación. Fue entonces que la senadora Nancy Avelín pidió la palabra y se inició el debate, que más bien fueron alocuciones favorables al jurista.
El jefe del bloque radical, Mario Losada, sostuvo que la acción llevada a cabo por el Poder Ejecutivo para renovar el Alto Tribunal contribuye a fortalecer “la independencia de poderes”. Sin embargo, el radicalismo consideró que era apropiado cumplir con el “marco reglamentario estricto” y retaceó los dos tercios necesarios para que se tratara el pliego sobre tablas, es decir, sin esperar los ocho días desde la firma del dictamen, aunque aclaró que apoyaba el nombramiento del candidato. Pero el justicialismo logró juntar número con aliados circunstanciales e impuso la consideración de la designación del magistrado.
Al igual que cuando la comisión analizó los pliegos de Elena Highton de Nolasco y Carmen Argibay, sus antecesoras designadas para integrar la Corte, Lorenzetti recibió impugnaciones de militantes católicos que objetaron su posición respecto del aborto. Las dos instituciones que formalizaron la impugnación en su contra ante el Ministerio de Justicia fueron la Asociación Civil Portal de Belén y Mujeres por la Vida, de Córdoba. Sin embargo, el candidato replicó las objeciones indicando que “hay que dejar muy en claro qué es el derecho vigente y cuáles son los problemas de la investigación jurídica” y, en ese contexto, remarcó estar “claramente a favor de la vida humana”. Además ratificó que “la Constitución y todos los tratados internacionales a los que adhirió la Argentina son muy claros al considerar que la vida humana empieza desde la concepción” y aclaró que, por su parte, no hizo “ningún proyecto legislativo de despenalización del aborto”.
Lorenzetti había recibido el apoyo de instituciones tales como el Colegio Público de Abogados, el Centro de Estudios Legales y Sociales y la Facultad de Derecho de la UBA, entre otras. Novecientas ochenta y ocho personas se manifestaron a su favor y 167 en su contra. La Asociación Médica del departamento de Castellanos, Santa Fe, también impugnó su candidatura por haber sido socio de una prestadora del PAMI.
Con la aprobación del pliego de Lorenzetti en el Senado sólo resta la respectiva comunicación al Poder Ejecutivo y la asunción del nuevo miembro del Alto Tribunal. Esto desarticula en forma definitiva la denominada “mayoría automática” que supo corresponder a los deseos de la administración menemista. De hecho, el único juez de la Corte que queda del quinteto que respondía políticamente al riojano es Antonio Bo- ggiano, a quien la Cámara baja acusó por mal desempeño algunas horas más tarde.