EL PAíS
• SUBNOTA › AUSENCIAS NOTORIAS EN LA SESION
Algunos problemas de agenda
› Por E. T.
“Volvemos a nuestras casas tranquilos. La inhabilitación de Boggiano demuestra que estábamos en lo cierto cuando decíamos que su conducta era peor que la de Moliné”, señaló frente a una multitud de cámaras televisivas, grabadores y periodistas con sus anotadores en mano, el diputado Ricardo Falú, referente de la acusación contra el último integrante de la ex mayoría automática del menemismo.
Falú no se preocupó en ocultar su alegría. Para él, era el fin de un largo camino. Días en los que enfrentó más de una presión que pretendieron hacerlo desistir de la acusación contra el juez que ingresó a la Corte Suprema con la bendición de la Iglesia Católica. Su persistencia le costó la marginación dentro del kirchnerismo. “No me voy a mezclar en entuertos ajenos. Que Boggiano explique quienes son los responsables de la traición que dice haber sufrido”, se limitó a decir Falú frente a la prensa. La definición no necesitaba explicaciones. A lo largo del último año, este diario informó de más de una gestión para evitar el procesamiento de Boggiano, en el mejor de los casos y de su destitución como última variante. Los más destacados funcionarios nacionales aparecieron enredados en esas versiones. A la perseverancia de Falú, se sumó Cristina Fernández de Kirchner, que incluso contra la opinión de importantes funcionarios del gobierno se cargó al hombro todo el proceso.
No todos pueden mostrar la misma coherencia. Algunas ausencias resultaron incomprensibles, otras tenían razones claras. El faltazo de Rodolfo Terragno aparece como inexplicable. El de la duhaldista Mabel Müller no deja de ser otra escalada en la interna que los seguidores del mandamás bonaerense tienen con el kirchnerismo. El catamarqueño Ramón Saadi faltó para no terminar de romper lanzas con su frente. Si hubiera estado presente hubiera votado en contra de la destitución. El romerista salteño Marcelo López Arias encontró en la ausencia la única llave para no enfrentarse con la Iglesia, con su bloque y con los restos del menemismo. No por nada su comprovinciana Sonia Escudero se convirtió en estandarte de la inocencia de Boggiano. El peronista cordobés Roberto Urquía había anunciado su ausencia, una manera de no comprometerse. La neuquina Luz Sapag tuvo una ausencia coherente, ya que cuando se votó la destitución de Eduardo Moliné O’Connor también pegó el faltazo. El radical puntano Jorge Agúndez encontró en el faltazo la manera de no votar a favor de Boggiano, ya que ingresó al Senado cuando finalizó la sesión. No hay motivos que expliquen por qué los peronistas María Laura Leguizamón y Ramón Puerta no participaron del cierre del juicio a Boggiano.
En ningún momento hubo más de 12 cruzados dispuestos a salvar al cortesano del Opus Dei.
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