El ministro del Interior, Aníbal Fernández, insistió ayer en que las escuchas telefónicas entre ejecutivos de Skanska demuestran que se trata de “una corrupción entre privados” y reiteró que si el caso “eventualmente rozara un funcionario, tenemos la obligación de actuar por la verdad”. El titular de la cartera política profundizó así la línea fijada por el presidente Néstor Kirchner, quien por la mañana estuvo reunido con el ministro de Planificación, Julio De Vido, para analizar no sólo cuestiones vinculadas con el affaire de la constructora sueca, sino también los motivos y las consecuencias del apagón que el último jueves afectó a más de un millón de usuarios en la Capital Federal y el conurbano bonaerense. “Todo lo que se ve que dicen las escuchas, lo que se lee (en los diarios), confirma que sigue siendo corrupción entre privados”, dijo Fernández. El funcionario explicó también que la decisión de separar al titular del Enargas, Fulvio Madaro, y al gerente de Nación Fideicomisos, Néstor Ulloa “no significa que estemos diciendo que sean responsables”. En ese sentido, agregó que “en cualquier país ordenado uno debería sostener al funcionario hasta que se demuestre que es culpable. Pero en este país, en honor a esa ventaja, se han tapado tropelías por doquier, y hubo que invertir la carga de la prueba para que Argentina fuera creíble”.