La nariz colorada por el sol de la mañana, los brazos tan delgados como espigas y en el pecho un cartel que llama la atención aunque no sea la única que eligió llevarlo: “Yo deseo la mujer del prójimo”. Cuando se lo señalan se ríe, con un resto de pudor que enseguida se sacude: “Había otro peor que no me quise poner, decía algo así como ‘dios me ama porque soy lesbiana’, que se yo, me daba cosita”. No es que ella no diga que es lesbiana, es que dios parece no tener que ver en el asunto. Los cartelitos los repartía, durante la apertura, un grupo de chicas que llevaban pancartas con fotos de mujeres abrazadas, en muchas poses distintas y Lariza, que llegó de La Plata para participar de su segundo Encuentro eligió el mismo que no se sacó en todo el día. “Me acerqué al feminismo por ser lesbiana, y más tarde formamos con unas amigas una agrupación que se llama Mariposas Mirabal –por las hermanas costarricenses asesinadas un 25 de noviembre–; en La Plata hay un gran movimiento, ahora estamos consiguiendo que se abran cátedras de género en las facultades de periodismo y humanidades.” El feminismo le permitió entender que ser lesbiana no era algo que le pasaba simplemente si no una manera de estar en el mundo y de relacionarse que ella elegía y elige. “La visibilidad no es fácil, en mi casa no me costó porque mi mamá es abierta, suele decir que tiene una hija con una sensibilidad diferente. Yo le digo que no es diferente, es mía de muchas otras. Pero como soy docente, me cuesta ser visible en el terreno laboral. Salir del closet no es algo que se haga una vez, si no que todo el tiempo tenemos que estar abriendo la puerta.” Y Lariza la abre, a veces con más temor que otras, pero la abre “porque es una decisión sobre mi cuerpo, sobre mi misma y también una identidad de lucha”. En Jujuy, el año pasado, participó del taller de lesbianismo y le resultó demasiado “catártico, aunque hay que entender que las realidades son diferentes según cada provincia”. Este año se decidió por el de Activismo Lésbico, “es bueno sobre todo para encontrarse, para vernos las caras entre quienes nos mantenemos en contacto por mail; para articular”. Y por qué no para festejar esa capacidad de abrir la puerta las veces que sea necesario.