“¿Qué pasa cuando una mujer queda en una vivienda porque el marido se fue y encima él es el que figura en los papeles?”, la pregunta no es casual, surgió en el taller de Mujer y Hábitat y Marcela Sánchez la reproduce como prueba de que en cualquier tema se puede advertir cierta vulnerabilidad histórica que afecta a las mujeres. Ella es docente, soltera, algo más de 40 y ningún crédito ni vivienda propia: “Es que ni teniendo un cargo como vicedirectora puedo acceder a los planes porque en general están pensados para familias tipo, como si la familia tipo no fuera una especie en extinción”. En el cuaderno en el que Marcela anota se puede advertir la impronta de su profesión: prolijamente anotada cada una de las intervenciones, subrayadas las que a ella le llamaron la atención. “Hay una gran preocupación por la falta de planificación al momento de construir barrios y también por el avance de los barrios privados que dejan enormes extensiones en manos de pocos”, cuenta Marcela que comparte el taller con unas 70 mujeres que comparten su experiencia diversa, algunas resistiendo desalojos, otras organizando cooperativas en las que las mismas interesadas se ponen la ropa de albañil para levantar sus casas. “Como docente veo los problemas que tienen mis alumnos. Yo tengo un cargo en una escuela de Berazategui y la realidad te sacude a diario. Porque una puede pensar en dar tarea para la casa pero tiene que saber que tal vez la casa sea un cuarto donde cuatro chicos mezclan los cuadernos con los platos de comida.” A su lado, Adelina Romo, del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos se queja de cierto cambio que notó en el taller de este año, el cuarto en la sucesión de 22 Encuentros Nacionales a los que nunca faltó: “Por un lado está bueno que venga mucha gente, pero también es cierto que noto mucha queja, mucho reclamo al Gobierno; y está bien, hay que reclamar, pero más que subsidios herramientas y medios para ponernos en acción”, acota y se acomoda la boina violeta (el color del feminismo) que le gusta calzar en esta época de octubre. El taller de Hábitat también es nuevo entre los temas que las mujeres consideran propios, se empezó a debatir hace apenas tres años y Marcela lo festeja: “Es que siempre me interesó el tema, tanto el acceso como la habitabilidad. Aquí no sólo hablamos de la falta de una casa si no también de cómo pensar las casas para que sirvan a quienes viven en ellas y respeten el medio en que se construyen, por eso me parece saludable que haya un grupo numeroso de estudiantes de arquitectura que sugirieron incluir en las conclusiones que en la facultad se impulsen trabajos de campo para que esa materia no sean sólo dibujos en papel si no realidades palpables”.