Alberto Fernández fue el único funcionario del Gobierno en pronunciarse sobre la decisión del presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, de cerrar los pasos fronterizos con la Argentina el fin de semana. “Hemos sido siempre dos países hermanos y tenemos que trabajar para que eso siga ocurriendo”, dijo el jefe de Gabinete, en tono conciliador. En cambio, el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, calificó el hecho como “una nueva provocación del gobierno uruguayo”. El titular de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, Carlos “Chacho” Alvarez, se mostró a favor de “encapsular el conflicto bilateral” para “no entorpecer la integración regional” y recibió duras réplicas de los asambleístas.

“Estamos en un momento de la relación con Uruguay que lo mejor que podemos hacer es moderar los discursos y reflexionar en conjunto”, insistió el jefe de Gabinete y afirmó que “a un argentino siempre le duele que la frontera se cierre”. Hasta ahora el canciller Jorge Taiana sólo había ordenado al cónsul argentino en Salto que verifique el corte sobre el puente de la represa de Salto Grande para recurrir “oportunamente” en queja ante La Haya, como parte de la estrategia oficial de dirimir el conflicto en la Corte Internacional.

Busti fue mucho más duro: “Esta es una nueva provocación del gobierno uruguayo, porque en el caso de los cortes que se realizan (en Gualeguaychú, Colón y Concordia) son manifestaciones de vecinos que no quieren darle la licencia social a una pastera que nos va a contaminar”. Luego el gobernador entrerriano dijo que “la decisión del Estado uruguayo es ya un acto de un país que con este cierre de frontera hace una agresión”.

La propuesta de Chacho Alvarez de “encapsular el conflicto” cayó muy mal entre los asambleístas. “Quieren transformar a los habitantes de Gualeguaychú en ratas del mayor laboratorio montado en Latinoamérica y pretenden que nos quedemos quietos”, afirmó a Página/12 el ambientalista José Pouler, en respuesta al representante argentino en el Mercosur.

En tanto, Greenpeace tomó distancia de la metodología de lucha empleada por los asambleístas. “Lo que es lamentable es que en la Argentina el corte de ruta se ha hecho la herramienta por excelencia para que la gente pueda acercar su preocupación”, dijo el director de la asociación ecologista Juan Carlos Villalonga. Greenpeace, que había respaldado la lucha contra las pasteras, ahora proclamó que “el corte de ruta es una medida que perjudica a gente que nada tiene que ver con el conflicto”.

El cineasta y ex candidato presidencial Fernando “Pino” Solanas tomó partido por los asambleístas y criticó la decisión de Tabaré. “Esta es otra manifestación contradictoria del gobierno uruguayo impidiendo el reclamo pacífico y legítimo de los vecinos de Gualeguaychú, a quienes se le ha impuesto en la vereda de en frente, fuera de toda vocación de encontrar una alternativa, una industria altamente contaminante como Botnia”, dijo el impulsor de Proyecto Sur. El radicalismo, a través de su presidente, Gerardo Morales, ya había pedido la intervención del Parlamento del Mercosur para buscar una solución al conflicto que sigue la escalada.