EL PAíS
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Detrás de los secuestros
› Por Raúl Kollmann
Con algo de disimulo, el hombre sentado en el horrible patio de la cárcel muestra el vendaje. “Fue un tiro”, dice. Hace años que entra y sale de la cárcel —incluso estuvo en Sierra Chica— y cuenta una historia asombrosa que sucede fuera de la cárcel y tiene como protagonistas a los integrantes de su banda: “Cuando al barrio vuelve uno que salió hace poco, ellos saben que anda de caño (armado) y lo van a buscar. No va un milico (policía) de uniforme, va uno que fue exonerado o un retirado. Manejan agencias de seguridad, los tipos. Y le dicen a los muchachos todo lo que tienen que hacer: levantar (secuestrar) a la hija, el hijo o la sobrina de alguien, tenerlo guardado y largarlo cuando ellos te dicen y donde ellos te dicen. Las negociaciones las hacen ellos, la plata la cobran ellos: a los que hacen el laburo les pagan, por ejemplo, 30.000 pesos a repartir, pero ellos manejan todo. A veces hasta dan los fierros (armas)”.
La historia que cuenta el preso fue corroborada a este diario por dos comisarios, uno retirado y uno en actividad. “Tal vez hay algunos detalles que no son, pero es como él dice”, respondieron los consultados por Página/12.
El hombre del tiro en el cuerpo continúa con su relato: “Todo el trabajo de inteligencia lo hacen ellos, los que te vienen a buscar. Saben mucho, porque tienen la información que les viene de los rondines (rondas de los autos de empresas de seguridad). Es más, el otro día subieron a un muchacho de los míos (un integrante de la banda) a uno de esos coches y le mostraron la casa de la mina que tenían que levantar”.
A partir de allí, el hombre entra en un terreno que se puede o no creer: “Los tipos te dicen que hay apoyo de la política y que quieren hacer ruido. Por eso hay que levantar a algunos famosos. Lo que se dice es que no lo quieren a (Juan Pablo) Cafiero y hay que voltearlo. Por eso dicen que hay que hacer ruido”.
—¿Entonces la plata del secuestro no interesa?— pregunta este diario.
—No, no. La verdad es que los tipos hacen guita. A nosotros nos dan 30 lucas, pero todo lo demás se lo llevan ellos. Y algunas veces nadie se entera del hecho: negocian con la familia, se cobra, los muchachos largan la chabona y aquí no ha pasado nada.
—¿Pero entonces lo que importa es la plata o hacer ruido?— insiste Página/12.
—Qué sé yo. Parece que las dos cosas. Eso sí, ellos te dicen que te muevas tranquilo que la yuta no se va a meter y que hay apoyo de la política. Te dicen que todos los viejos comisarios también apoyan. Y además, te dan para hacer alguna persona famosa. Ellos dicen que para hacer ruido, pero no.
—¿Por qué aceptan el trato?
—Yo les digo a los muchachos que no se metan. El secuestro es jodido: si a cualquiera lo “voltean” (detienen) no sale nunca más. Con los antecedentes que tenemos nosotros, te dan 25 años por la cabeza (el secuestro extorsivo es un delito con penas muy altas). Pero ellos creen en esos tipos (retirados y exonerados), creen que la yuta está dejando trabajar y ellos no hacen la parte jodida del laburo: no negocian, no van a cobrar el rescate. Es levantar a alguien y guardarlo, nada más. Además, las otras cosas están muy complicadas. “Hacer” un banco ya no sirve (debido al corralito hay poco dinero), un blindado tampoco y ahora los muchachos están enganchados con esto. Vos pensá que el que salió (de la cárcel) hace poco está junado y ésta la ve fácil. Yo les digo que los van a cagar, pero ellos están confiados.
El hombre del tiro en el cuerpo explica así lo que está pasando: bandas de ladrones experimentados, que antes robaban bancos, financieras o blindados, ahora se volcaron a los secuestros. El dice que los contratan policías y ex policías. También afirma que parte de la Bonaerense estádejando hacer para socavar al ministro Cafiero. Y encima, hablan de que el guiño viene del lado de la política.
El cóctel parece mortal.
Nota madre
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