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“La sangre derramada no será negociada” fue la consigna de la movilización en la que ayer se recordó a los asesinados durante la represión del 20 de diciembre. La protesta, que recorrió desde el Congreso a Plaza de Mayo, fue custodiada de cerca por una gran cantidad de policías.
La Central de Trabajadores Argentinos, la Federación Universitaria Argentina, distintos partidos de izquierda y organismos de derechos humanos encabezaban la marcha. “La policía actuó como en las viejas épocas, metiendo balas y palos a hombres y mujeres, golpeó a las Madres de Plaza de Mayo y asesinó a nuestros compañeros”, decía el texto que se leyó durante la protesta. En la movilización también se reclamó “la renuncia inmediata de la Corte Suprema, abajo definitivo del gatillo fácil, la libertad a los presos políticos y el desprocesamiento de los luchadores sociales”.
Según informó la agencia DyN, la marcha provocó que los empleados del Congreso gozaran de asueto por la tarde. La Plaza de Mayo, en tanto, fue vallada y los pasos de quienes reclamaron justicia para los asesinatos del 20 de diciembre fueron seguidos durante todo su recorrido por policías motorizados que se desplazaban por calles aledañas.
En el momento de la desconcentración, un pequeño grupo de personas encapuchadas –que llamativamente posaba para las cámaras de televisión-atacó la sede de algunas entidades bancarias del centro. Los agresores, que no eran más de veinte, fueron repudiados por el resto de los manifestantes.