ESPECTáCULOS › “LOS MALDITOS CAMINOS”, UN DOCUMENTAL DE LUIS BARONE
Un triángulo de fe, amor y muerte
El trabajo, que se verá dentro del ciclo “Nos encontramos con el cine”, cuenta la historia del padre Mugica y de dos militantes peronistas.
Por Mariano Blejman
A mediados de 1972, el padre Carlos Mugica celebró en la clandestinidad el matrimonio de los militantes peronistas José Luis Nell y Lucía Cullen, con un permiso especial de la Iglesia. Mugica, detrás de su estampa de rubio, carilindo y de buena familia, decía en televisión cosas como que había que “acabar con la explotación del hombre por el hombre”, y que “los pueblos tenían derecho a defenderse de sus opresores con las armas”. Nell, en tanto, era un carismático dirigente de la JP y las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) y Cullen era una dulce mujer, también militante de las FAP, que después de haber estado perdidamente enamorada del sacerdote, conoció, gracias a él, a Nell, su futuro esposo.
“Eran tres personas unidas por el mismo amor: amaban su país. En tiempos en que la patria era una hermosa dama a la que todos querían enamorar”, dice Luis Barone, quien ha encerrado la historia de estos tres militantes en un documental de tres horas llamado Los malditos caminos. El trabajo, que surge a través del ciclo de cine nacional “Nos encontramos en el cine”, organizado por el Incaa, que está recorriendo el país, se podrá ver en calidad de preestreno el 16 de octubre próximo en El Ateneo. El subtítulo del film dice: “Sólo se tiene en la vida la muerte que uno se elija”. Los tres protagonistas fueron marcados por una misma bala de fuego: Mugica fue asesinado en 1974 por la Triple A, Nell se suicidó el mismo año en las vías del tren después de quedar cuadripléjico y con la complicidad de Cullen, que desapareció durante la última dictadura.
“Cuando era muy joven existían los héroes, que vivían muy cerca de uno. El cura Mugica, por ejemplo, era uno de los más conocidos. El dejaba todo para vivir en la villa 31”, señala Barone en la entrevista con Página/12. El cineasta nació en Buenos Aires en 1955, fue realizador publicitario y ahora es director, docente en la Universidad Nacional de Lanús y funcionario del Incaa, además de peronista. Barone produjo en 1996 su primer largo de ficción: 24 hs (algo está por explotar). El segundo fue Buenos Aires plateada, en 2000. Para concretar Los malditos... tardó algo más de 3 años. Fue descubriendo la tragedia a medida que la iba reconstruyendo. “Comenzamos por contar la historia del padre Mugica, pero apareció otro trabajo y decidimos virar de rumbo”, explica Barone. El documental tiene imágenes de los acontecimientos que marcaron las décadas del ‘60 y ‘70, inéditas hasta hoy, que provienen de coleccionistas privados o de videotecas personales de algunos militantes.
El trabajo está dividido en tres partes. La estructura narrativa se sostiene en el testimonio de Jorge Rulli, uno de los fundadores de la JP y las Fuerzas Armadas Peronistas. Además hablan Ricardo Carpeli, Helena Goñi y Alejandro Mugica (hermano de Carlos). La primera parte transcurre entre 1955, con la caída de Perón, hasta 1967, con la muerte del Che. La madre de Nell había sido herida durante los bombardeos a Plaza de Mayo cuando él tenía 15 años. Rulli lo conoció a través de Envar “Cacho” El Kadri y comenzaron a militar. El Movimiento Nacional Revolucionario Tacuara, militarizado y peronizado, planeaba tomar las Malvinas y que Perón ingresara al país desde allí. Buscando dinero atacaron el Policlínico Bancario, Nell mató a dos personas y su vida fue una eterna cacería. El trabajo muestra cómo un grupo de guerrilleros se encontró aprendiendo de la experiencia revolucionaria de China con el consentimiento de Perón. “Estudiamos al Mao Tse Tung militar y aprendimos una formación mínima”, dice Rulli.
Dice Alejandro Mugica, hermano de Carlos: “El era un curita rubio y pintón que iba a los barrios pobres a hablar de Dios. En uno de sus recorridos escuchó decir a un hombre: ‘Sin Perón no hay Dios, ni patria’. Aquí voy a disentir con Carlos, pero el país se pudrió con el peronismo”.El trabajo muestra cómo el contexto mundial ayudaba a la insurrección. Fidel y el Che triunfaban en Cuba, Argelia era liberada de Francia y aquí Mugica declaraba: “El empresario tiene condición de opresor porque la estructura de la empresa en el sistema capitalista es la explotación”. Poco después asesinarían al Che en Bolivia. “Su muerte nos afectó a todos. Mi compañera, Beatriz Fortunato, recibió tan mal la noticia que hizo un proceso de esquizofrenia del cuál nunca se recobró”, dice Rulli. Mugica viajó a La Paz para reclamar el cuerpo del “Che” y la libertad del francés Regis Debray. Desde allí partió a París con Lucía, abriendo una página de especulaciones en torno de la relación. En París estalló el mayo francés. “Carlos me llamaba para pedirme plata”, cuenta su hermano.
La segunda hora relata lo que sucede entre 1968 y 1972. Rulli cuenta cómo viajó un grupo de las FAP a Cuba, cómo a principios del ‘69 Mugica y Rulli estaban en Cuba; cómo se escaparon de la cárcel junto a otros 109 presos, muchos de ellos tupamaros. Por entonces, Lucía había vuelto de París y comenzaba a militar en las FAP mientras estudiaba Trabajo Social. Nell regresó también a Buenos Aires y se incorporó en la Columna Sur de Montoneros. “Lucía trabajaba con su nombre de guerra ‘Marcela’. Ahí conoció a Nell y se enamoró. Fue entonces cuando el padre Mugica los casó en la clandestinidad”, cuenta Barone.
La tercera etapa del trabajo muestra desde el ‘73 al ‘76. “Es la historia de los caminos que nos llevarían a la derrota”, explica Barone. El 20 de junio de 1973 Perón regresó a la Argentina con “El Brujo” López Rega a sus espaldas. Ese día, en Ezeiza, Nell estaba al frente de la Columna Sur de Montoneros y en una discusión recibió un balazo y fue golpeado durante las corridas. Quedó cuadripléjico. El 25 de setiembre fue asesinado José Ignacio Rucci, secretario de la CGT, por Montoneros. Ese mismo día, Nell discutió con Mario Firmenich, porque estaba en contra de esa muerte. Al poco tiempo, el padre Mugica era acribillado por la Triple A. Helena Goñi lee en el documental las últimas cartas que le envió Lucía Cullen, donde dejaba entrever que Nell había decidido suicidarse. Ella, sin embargo, había quedado embarazada. Deprimido y fatigado Nell se suicidó en la Estación Anchorena del Ferrocarril Mitre.Para cerrar el relato de la tragedia griega en versión nacional, “Helena Goñi cuenta cómo Lucía Cullen perdió su bebé poco después y desapareció en 1976”, termina Barone.