ESPECTáCULOS
“La antropofagia significaba ganar tiempo: intentábamos sobrevivir”
El especial “Sobrevivientes: voces de una tragedia” intenta una visión objetiva del famoso accidente de los rugbiers uruguayos.
Por Emanuel Respighi
La historia es conocida: el jueves 12 de octubre de 1972, los integrantes del equipo de rugby Old Christian partieron en un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya hacia Chile, en lo que iba a ser una gira meramente deportiva. Sin embargo, el anhelado viaje de los jóvenes de entre 19 y 25 años nunca llegó a destino, luego de que la aeronave chocara en la Cordillera de los Andes. El accidente causó la muerte a 13 de los 45 pasajeros, mientras que muchos otros murieron en los días posteriores como consecuencia de las heridas, el frío y una avalancha que sepultó al avión. Tras 70 días enfrentando el hambre, las bajas temperaturas y la desesperanza, los 16 sobrevivientes fueron milagrosamente rescatados con vida. A treinta años de lo que se conoció como La tragedia de los Andes, la señal de cable People+Arts exhibe hoy a las 22 el especial “Sobrevivientes: voces de una tragedia”, en el que cuatro de los sobrevivientes cuentan la forma en la que el accidente marcó a fuego sus vidas.
Apoyándose en los testimonios de Carlos Páez, Coche Inciarte, Fernando Parrado y Roberto Canessa, el documental se propone reflejar la vida cotidiana de los sobrevivientes. El dolor de la tragedia, la sensación al enterarse por radio de que se suspendía la búsqueda, el golpe de la avalancha en plena cumbre, la práctica de la antropofagia para poder sobrevivir y la decisión de emprender la expedición rescate luego de 60 días en la más absoluta desolación, son algunos de los temas que aborda el documental.
Pese a lo que podría creerse, “Sobrevivientes...” no está armado con el objetivo de movilizar la emoción de los televidentes. Todo lo contrario: su meta es simplemente describir hasta dónde puede llegar la lucha del hombre por sobrevivir. “La experiencia de los Andes te hace ver que el hombre tiene una potencialidad que no utiliza. Me ha hecho muy humano a la hora de ayudar a los otros”, dice Canessa en el programa. “Latinoamérica está pasando por una etapa difícil. Pero lo peor que le puede pasar a la sociedad actual no tiene comparación alguna con el infierno que vivimos nosotros”, apunta Parrado. “Llegar y ver tu foto en blanco y negro, sobre la chimenea, es un sentimiento raro y difícil de digerir: es la foto de una persona muerta. No hay cosas en el mundo, miles de vidas estupendas, que puedan pagar lo que pasamos”, acota Páez.
La antropofagia, un tema recurrente a la hora de recontar la tragedia, es aquí también un tema de análisis. Diez días después del accidente, la escasa comida que atesoraba el grupo –en su mayoría chocolate– se había acabado. Sin alimentos y bajo adversas condiciones climáticas, la esperanza de sobrevivir decrecía. “Teníamos que tomar una determinación, si no comíamos, nos moríamos. Fue ahí cuando Nando me dijo: ‘Yo me como al piloto’”, recuerda Páez. “Fue un pensamiento creado por las circunstancias, difícil de comprender en otra situación. Pero en esa sociedad condenada a muerte, en un glaciar de gran altitud, la antropofagia significaba ganar tiempo y sobrevivir”, acota Parrado. “Te sentís la persona más desgraciada del mundo. Me preguntaba: ‘¿Por qué Dios me manda a hacer algo tan horrible? ¿Qué habré hecho yo para hacer algo tan desagradable, que ni los animales más básicos hacen?’”, confiesa Canessa.
Tras la odisea, los sobrevivientes fueron recibidos en el aeropuerto de Montevideo por 20 mil personas. Pero ellos se rehúsan a ser recordados como héroes. “Que nos traten como héroes no significa nada, porque nosotros no habíamos hecho nada por ser héroes. Sólo habíamos hecho mucho por vivir. No buscamos a esas 20 mil personas que nos esperaron: fue la sociedad la que nos hizo héroes”, sostiene Páez. “¿Qué es ser un héroe? Yo se lo cambio a cualquiera”, retruca Parrado. “Pasar esos meses con 30 grados bajos cero, hacer lo que tuvimos que hacer y sufrir tanto físicamente como psíquicamente... La gente habla de estrés porque se les funde una compañía. Si se te funde, harás otra cosa. Pero seguísrespirando, con vida. El verdadero estrés era el nuestro: estábamos condenados a muerte y no nos moríamos.”