ESPECTáCULOS › RITA LEE CONCRETO UN SHOW HISTORICO EN EL ESTADIO LUNA PARK

Una hechicera con alma rebelde

De buen humor y con un increíble manejo escénico, la inquietante artista brasileña demostró, en su primera visita a la Argentina, por qué es una leyenda viviente. Presentó su último cd, “Bossa ‘N Beatles”, compartió escenario con Charly y cantó viejos clásicos.

 Por Roque Casciero

Era una deuda pendiente: el público argentino nunca había podido gozar en vivo de las canciones y la magia de Rita Lee. Por eso, su show del sábado pasado fue único e irrepetible, en especial por la comunión que logró con quienes llenaron el Luna Park. Rita, pionera del rock brasileño y niña mimada del tropicalismo, llegó finalmente con la excusa de la presentación en vivo de su exitoso disco Bossa ‘N Beatles, pero en realidad lo mezcló con varias facetas –algunas más interesantes que otras– de su carrera siempre cambiante. Lo que más brilló, sin embargo, fue su increíble manejo escénico. También su voz, intacta, capaz de enronquecerse cuando el rock así lo pide y de hacerse tan dulce como un pan de azúcar si se trata de abordar alguna delicada melodía beatle.
El comienzo del show fue impactante. Santa Rita de San Pablo apareció en el escenario del Luna Park desde adentro de una cabina telefónica roja típicamente inglesa –igualita a la que aparece en Bossa ‘N Beatles–, tiró un beso a la platea y arrancó con “A hard day’s night”, uno de los clásicos de los Fab Four a los que cargó de sabor brasileño. Y enseguida comenzó a dar muestras de su buen humor, que continuó durante todo el show: se burló de su castellano (“es casi peor que el portugués de Julio Iglesias”), se preguntó si la presencia de tanto público se debería a que la confundieron con Xuxa (a quien luego ridiculizó con un discurso hilarante), presentó a los miembros de su banda como hijos ilegítimos que había tenido con jugadores argentinos de fútbol (y a su marido, el guitarrista Roberto de Carvalho, como “hijo de Shakira y el padre Grassi”), bromeó con sus conocimientos sobre la telenovela “El clon”, y habló de la situación política de Brasil y Argentina.
La banda que la acompañó es versátil y sólida, pero tiene un sonido demasiado convencional. La encargada de quebrarlo –una vieja costumbre desde sus tiempos con Os Mutantes– fue siempre la propia Rita, cuando se puso a hacer locuras con un theremin o cuando batió un cencerro como si dentro tuviera un Martini con una aceituna. Con su dominio del escenario, fue realmente una lástima que acudiera a un montón de lugares comunes en lo que a gestos demagógicos se refiere: para que el público cayera rendido a sus pies, Rita no precisaba de sus menciones a Maradona, de ponerse la camiseta de la selección, de decir “las Malvinas son argentinas” ni de incluir un cacerolazo en un samba tradicional (que ella le dedicó al Fondo Monetario Internacional). Bastaba con la belleza de sus canciones (y las de los Beatles, que algo sabían del tema), su voz y sus movimientos de hechicera rockera. Otra vez: lástima.
El repertorio que eligió la cantante paulista también pareció destinado a conformar a todo el mundo. Para poder levantar a una platea demasiado estática, aunque extasiada, no eludió sus mayores hits (“Lanca perfume”, “Baila conmigo”), recuperó una joyita de su pasado más lejano con los revolucionarios Os Mutantes (“Panis et circensis”, firmada por Caetano Veloso y Gilberto Gil), cargó de bossa nova el bolero “Bésame mucho” y mezcló fragmentos de “Oye como va”, “La bamba” y “Undercover of the night” (como para meter un poco de Rolling Stones entre tanto Beatles) con su famoso “Mania de voce”. Quienes sólo la conocen por el súbito furor que despertó su último disco (que ya llegó al oro en un mercado argentinodevaluadísimo), se fueron felices por algunas versiones muy buenas de temas de los Beatles. Además de las bosseadas “All my loving” y “Lucy in the sky with diamonds” (de lo mejor de la noche), hubo una especie de bonus con la presencia de Charly García, quien improvisó con la banda los covers de “Love Me Do” y “Help”, y logró que el público por fin saltara de sus butacas. Y hasta la propia Rita se dio un gustito: presentar en vivo la letra en portugués que imaginó para “I want to hold your hand” (la historia... ¡de una cabra acorralada por un macho en celo!), que los dueños de los derechos del catálogo beatle le prohibieron grabar.
La deuda está saldada, pese a todos los “peros” expuestos. Ojalá Rita vuelva por esta Buenos Aires que tanto le gustó, que encuentre un público tan caliente como su sangre de “vieja hippie comunista” (así se definió en varios reportajes) y que arrastre a todos a un ritual de hechicería con la música como tótem. Y ojalá que sea pronto.



Músicos: Rita Lee (voz, guitarra, theremin y percusión), Roberto de Carvalho (guitarra), Dadi Carvalho (bajo), Ary Días (percusión), Marco Da Costa (batería) y Rafael Castilho (teclados).
Invitado: Charly García (voz, guitarra y teclados).
Grupo invitado: La Portuaria.
Lugar: Estadio Luna Park, sábado 23 de noviembre.
Público: 7 mil personas.
Duración: 1 hora 45 minutos.

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Rita Lee y Charly García interpretaron a dúo covers de “Love Me Do” y “Help”.
 
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