ESPECTáCULOS › EL AUGE DE LOS PROGRAMAS DE TV DEDICADOS A LA FOTOGRAFIA
“Todos tenemos algo de voyeurismo”
Desde “Fantasías” al “Calendario de Gaby Herbstein” que se verá esta noche, cada vez hay más programas que trasladan la imagen fija a la TV, y se regodean en el detrás de la escena. Los fotógrafos explican la tendencia, y analizan por qué la foto se metió en el mundo del movimiento.
Por Julián Gorodischer
El bastidor se ilumina cada vez que un programa se entromete en la sesión de fotos. ¿Hay algo menos televisivo que la imagen fija?, se preguntó sorprendido Gabriel Rocca cuando le propusieron la primera serie de Almanaques en “Sábado Bus”. Hoy se lo sigue preguntando, pero hace escuela: la fotografía se propaga en la TV como un regreso a lo “básico”: la imagen detenida hecha para el deleite estético, el morbo o la calentura, un plano que revela la trastienda de la toma. Se ve al fotógrafo trabajando, en un programa de bajo presupuesto y repercusión garantizada. Con el especial “Calendario 2003 de Gaby Herbstein”, otra de las fotógrafas estrella se suma hoy (Canal 13, a las 22) al novedoso interés de la tele por la foto, el redescubrimiento del retrato.
Rocca y Andy Cherniavsky abrieron el juego este año con las fotos televisadas de “Fantasías”: una serie de extrañas sesiones de portfolios de desnudos. El catálogo de personas comunes quiso “cumplir un sueño” (aquí también, muletilla reality a prueba de repetición) pero esta vez no en busca de dinero o fama repentina, sino de la exposición más originaria y fugaz: posar “en bolas”, definido como panacea o pasaje a mejor vida. Por momentos, la imagen fue perturbadora: el portfolio “Ménage à trois” entre padre, hijo y modelo, el de la obesa o el del transformista llevaron a la tele una situación poco frecuente: el jugueteo o la provocación sexual. “Nuestra bajada de línea es clara –explica Rocca–, cualquiera puede tener sus cinco minutos de fama. Quisimos facilitar el acceso, dar un momento de felicidad y desmitificar el aura del famoso.”
–En la tele todos quieren “cumplir un sueño” y cada vez parece más fácil. ¿Ahora basta con sacarse una foto?
G. R.: –Después de desnudarse todos cambiaron mucho: se volvieron más extravertidos y mejor lookeados. Dicen que fue mejor que ir al psicólogo.
A diferencia de “Fantasías”, el calendario de Gaby Herbstein entiende que “el famoso vende”, y por eso la experimentación remite sólo al traje. Su almanaque trabaja con caras y cuerpos conocidos (Julio Bocca, Juan Castro, Charly García, Cecilia Roth, Fernando Peña, entre otros) pero les agrega indumentaria hecha de residuos, particular toma de partido sobre la necesidad de dignificar al cartonero. “La idea –dice Herbstein, que donará lo recaudado a la Fundación Huésped– surge por el impacto de la crisis y por la gente que vive de la basura. Quise mostrarlo de manera dignificada: cuando una persona utiliza el residuo deja de ser basura.”
–¿Volver glamorosa a la miseria?
G. H.: –Cualquier cosa puede ser glamorosa, incluso la más horrible. Pero no quise usar comida. Trabajé con residuos comunes, hogareños, envases de tetrabrik, botellas, trapos viejos, bandejas de pizza. Es la primera vez que hablo tan directamente sobre la crisis socio-económica, pero en un momento tan duro quería que mi trabajo sirviera para algo, que no quedara en la mera satisfacción propia.
–¿Cuánto del boom del reality hace crecer al programa de retratos?
G. H.: –La gente tiene algo de voyeur, todos queremos ver y saber cómo se realizó el producto. Pero el mío no está concebido como un programa de TV. La tele se sumó después, con lo cual es más parecido a un documental. No se me va a ver actuando, todo es real, las cámaras son testigo de lo que estaba pasando. La curiosidad de la gente es previa a los primeros realities: el público siempre quiso sentirse partícipe.
En el cable, el canal Fashion TV es el encumbramiento del retrato como motor de una programación. En el experimento más reciente, “Uomo” fue pensado como un ciclo de retratos de varones, a cargo de la dupla MachadoCicala, que muestra el backstage de la sesión y la foto terminada. Cuenta José Cicala que “el canal quiso iluminar el mundo escondido de los modelos, que cada vez son más conocidos y necesitan esa exposición”. Primero comenzó a crecer el espacio de los especiales de moda, hastallegar a un programa dedicado exclusivamente a la fotografía. En “Uomo” o en “Un día con...”, los fotógrafos dejan caer el velo que separa lo mostrado del off, y lo que se vuelve visible es la acción mecánica de lo cotidiano: una carcajada en una pausa del trabajo, una manifestación de cansancio, un retoque frente al espejo.
–¿Por qué interesa ese “detrás de la foto”?
–A la gente le gusta porque ilumina un costado que estaba oculto, y porque cada vez hay más ánimo de espiar al famoso, cantante, actor o modelo: el público es cholulo y hay que aprovecharlo. No creo que un programa como “Uomo” apunte al onanismo, si querés podés ratonearte con “Las Nereidas”, y no por eso la obra fue pensada para tal fin.
Decididamente onanista, en cambio, “Navegando con Fede” es la apuesta de MuchMusic por el retrato fotográfico de tipo erótico, al extremo de convertirse en el primer programa sin cámaras de la TV argentina. La imagen fija pasa directo del monitor al aire, sin intermediación, seleccionada de la oferta disponible en Internet por los conductores Iván Romanelli y Federico Mércuri. En pantalla se escuchan las voces de la dupla, y se exhibe el retrato pornosoft en tiempo prolongado. Gastón Duprat, su realizador junto con Mariano Cohn, lo entiende como una variante del programa de servicio. “Las fotos se exhiben en un tiempo excedido a lo normal: primero parece que algo funciona mal, después da más libertad al tipo que está mirando o que se está masturbando. El 99 por ciento de los pibes no tienen Internet, y la idea es facilitarles el acceso. El programa gustó, y hoy es el ciclo de más rating de MuchMusic.”
“Uno puede tener 68 canales y ver gente moviéndose las 24 horas del día –analiza Luciana Peker, redactora de una revista femenina–, pero esa misma gente congelada por una cámara es más atractiva. Ser tapa excede el combo maquillaje, vestido y peinado que todas las producciones televisivas ya imitaron. Ser tapa son horas de luces y fondos, pruebas y gestos, sonrisas y miradas propias y ajenas hasta llegar a la mejor mirada. Por eso, finalmente, con ‘Fantasías’ a la cabeza, la televisión vorágine les robó a las revistas una premisa irresistible: no hay mejor cara de uno mismo que la cara de una producción fotográfica. Y si el tiempo es tirano que por lo menos diga whisky o cambie de canal.”