ESPECTáCULOS › EL ACTOR RUBEN STELLA ASUMIRA EN CULTURA DE LA NACION
“Hay que refundar la patria”
Es el partenaire radial del presidente Duhalde. Tiene un perfil nacional y popular. Afirma que convocará a pensadores para debatir qué hacer.
Cuando era chico Rubén Stella soñaba con ser actor, “para hacer películas de gauchos”, y se emocionaba leyendo sobre la vida del Padre de la Patria. Aún no concretó el sueño de hacer de gaucho, pero en cambio se metió de lleno en la piel del general José de San Martín para el film El general y la fiebre, de su amigo Jorge Coscia. Stella es el nuevo secretario de Cultura de la Nación, puesto que estaba vacante desde principios de enero, luego del paso fugaz de María Teresa del Valle Fernández González de Solá. “Yo soy nacional y popular”, aclara Stella, que se reivindica como un trabajador que no le teme a la relación con el poder. De hecho, como ya pasó con varios de sus antecesores en la Secretaría, llega al cargo de la mano de una relación personal con el Presidente de la Nación. “Creo que hay que fundar una nueva mitología de la patria, o en todo caso, que hay que regenerar mitologías que se nos fueron esfumando”, plantea. Para eso, convocará a un foro de pensadores para analizar de qué forma se debe estructurar “una renovación emocional” de la Argentina.
Stella aceptó verbalmente el miércoles un ofrecimiento del presidente Eduardo Duhalde para hacerse cargo de Cultura, pero anoche no tenía claro cuándo será su asunción. Lo habían llamado de Ceremonial de la Presidencia para charlar al respecto, pero no había tenido tiempo para responder. Sus teléfonos no paraban de sonar. Tampoco tiene claro por qué hubo tanta demora en la designación de un hombre clave para articular la relación entre el Estado y sus propias instituciones culturales, aunque todos en su derredor están al tanto de que hubo una furiosa interna, que incluyó una larga serie de postulaciones y autopostulaciones al cargo. La designación de Stella vino de la mano de la confirmación de que Cultura seguirá dependiendo directamente de Presidencia de la Nación, sin ser rebajada a una subsecretaría bajo el área de Educación. Stella es el partenaire del presidente Duhalde en sus microprogramas en Radio Nacional, en cuyos estudios de la calle Maipú recibió la propuesta, que terminó aceptando después de pensar los riesgos a los que se expondría.
El inminente funcionario, hincha de Vélez Sársfield hasta la enfermedad, tiene una trayectoria de un cuarto de siglo como actor de cine, teatro y televisión, que comenzó con una puesta de Lorenzaccio en que compartía escenario con Alfredo Alcón y Rodolfo Bebán. En teatro se especializó en el repertorio de autores nacionales, entre ellos Enrique Santos Discépolo, Samuel Eichelbaum, Roberto Arlt, Oscar Viale, Abelardo Castillo. En televisión, el público todavía recuerda su protagónico en “Hombres de ley”, o acaso su papel en “Hackers”, en tanto él quisiera olvidar algunos de los papeles que cumplió en novelas y novelones como “Mi querido salvaje”, “Alas, poder y pasión” y “El último verano”. En cine, trabajó en Siempre es difícil volver a casa, Las boludas, Correccional de mujeres y Cómix, cuentos de amor, de vida y de muerte, entre otros films. En paralelo con su actividad profesional, desarrolló una larga labor gremial: fue secretario de Actas, de Prensa y Relaciones Públicas y finalmente secretario general de la Asociación Argentina de Actores. Desde allí resultó uno de los principales impulsores de aquella famosa campaña que enfrentó a los canales de televisión con el slogan “Somos actores, queremos actuar”. “La ficción –dijo ayer– es una herramienta fundamental para generar un nuevo proyecto de país.”
Para Stella el peronismo es un movimiento cultural, ya que su irrupción en los años ‘40 estructuró un sentido de pertenencia para mayorías que hasta entonces eran sujeto pasivo de la historia argentina. En el siglo XXI y en este estado de cosas, piensa, el deber urgente de los argentinos es recuperar una idea de identidad que ha ido diluyéndose en los sucesivos traspiés políticos, culturales, económicos. En caso de que esa reconstrucción sea posible, “la herramienta ideal es la cultura que supimos sintetizar”. Así lo escribió hace dos semanas en una columna de opinión que publicó en Página/12: “Si nosotros logramos pararnos –en rigor quiero decir parapetarnos, defendernos, atalayarnos– en nuestras construcciones culturales, que a esta altura son muy anchas y muy sólidas,encontraremos las recetas económicas y políticas para solucionar la aguda crisis, para algunos terminal, en la que nos hallamos”. Los dirigentes y funcionarios, escribió entonces, deben alejarse de fórmulas y recetas e internarse “en la hondura de las cuestiones culturales” para construir a partir de allí “la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria. De no ser así terminaremos disgregándonos, desapareciendo. Individualmente nadie llegará a ser más que nadie aunque tenga un peso más, un dolar más en el bolsillo, o en el corralito. Porque como dijo José de San Martín “serás (seremos) lo que debas (debemos) ser o si no no serás (seremos) nada”.
“La verdad es que me pasé todo el día diciendo en las entrevistas ‘Como escribí el otro día en Página/12...’”, reflexionó ayer Stella cuando este diario le preguntó por sus planes. El funcionario designado tiene estrategias a largo plazo, idea generales, pero no planes para esta tarde. “Hace 24 horas que respondí que sí a un ofrecimiento del Presidente, y ahora estoy poniéndome al tanto de cómo funciona la Secretaría. Estoy estudiando quiénes me acompañarán en la gestión, al menos en los lugares claves, el Instituto de Cine, el de Teatro, el Cervantes, la Biblioteca Nacional, la Comisión de Bibliotecas Populares, la Dirección Nacional de Música, etcétera. Sé que tengo que apuntar a hacer un gran esfuerzo con la imaginación para planificar en base al presupuesto que haya, que hoy desconozco. No digo que me vaya a resignar al dinero que haya, voy a pelear porque sea más. Solo digo que estoy empezando la tarea de enterarme con qué herramientas contamos para iniciar una tarea difícil, en un país que vive un momento complicado”.
Stella se encontrará con una retahíla de problemas –varios de ellos devenidos de la acefalía– en varias de las dependencias que estarán a su cargo, empezando con una larga serie de contratos no renovados que parecen despidos encubiertos. Pero quiere ver más allá de eso. “Si nos concentrásemos sólo en el punto de vista económico, esta realidad sería hasta más fácil de resolver. Pero para mí hay un problema básico en nuestra cultura, que es que tenemos que pasar de una sociedad de especulación financiera a una sociedad productiva. Hoy lo moderno pasa por ser tradicional: volver a la cultura del trabajo, volver a pensar en na-cional, volver a producir y consumir nacional. Me parece que es la única forma que tenemos de pasar de un Estado refundido a un Estado refundado.” Acaso para dar un ejemplo, dice que seguirá trabajando de actor en las dos obras que actualmente tiene en cartel, Discépolo, la esperanza del poeta, en La Plaza (los viernes) y La casa Usher, en el Actor’s Studio (los sábados).