ECONOMíA › BAJO PRESION, ECONOMIA PESIFICA DEUDAS A 1,2. BANCOS Y EMPRESAS VAN POR EL 1 A 1

Renació la Santa Alianza de los ‘90

Grupos económicos y bancos volvieron a unirse para que el Estado asuma el costo pleno de la devaluación y sea mayor la licuación de pasivos. Está en juego una impresionante transferencia de riquezas, que asciende a un monto de 12 a 20 mil millones de dólares. Remes va perdiendo la partida.

 Por David Cufré

Durante dos semanas Jorge Remes Lenicov hizo saber que la pesificación de depósitos y créditos superiores a 100 mil dólares sería a la paridad de 1,40. El costo para el Estado sería de unos 6000 millones. Su resistencia frente a la presión conjunta de la Asociación de Bancos de la Argentina y de los grupos empresarios más poderosos, tanto nacionales como extranjeros, duró hasta ayer. El ministro de Economía ya accedió a pesificar las deudas mayores a aquel monto a 1,20, profundizando la licuación de pasivos y transfiriendo esa carga a toda la sociedad. El costo para el Estado de esa opción se elevaría a 12 mil millones. Sin embargo, Remes Lenicov no recibió ningún gesto de reconocimiento de los beneficiados, sino que su decisión intentará ser nuevamente corregida. En un encuentro de carácter no oficial y reservada, una delegación de banqueros e industriales visitará hoy a Eduardo Duhalde para pedirle la pesificación uno a uno. El costo para el Estado treparía, en ese caso, a casi 20 mil millones. Es la embestida final, antes de los anuncios de mañana, para desembarazarse del costo de la devaluación y dejar que éste recaiga sobre sectores más vulnerables y con menor capacidad de influencia sobre el poder político.
Duhalde, que hoy adelantará en un discurso de tono genérico el paquete que Remes anunciará mañana, anticipó el cambio de rumbo en el diseño de la pesificación durante una reunión con entidades ruralistas. Les dijo que las deudas del sector por encima de 100 mil dólares serán pasadas a pesos a 1,20. Fuentes de Economía confirmaron más tarde que la medida se extenderá a todo tipo de actividades y a las personas físicas. Todavía no hay definición sobre qué ocurrirá con las deudas no bancarias, pero todo indica que se aplicará el mismo criterio. Las deudas inferiores a 100 mil dólares, ya pesificadas uno a uno, se mantendrán en esa condición.
Por el lado de los depósitos, el equipo económico propicia la pesificación a 1,40. El ministro de la Producción, José de Mendiguren, propone que los ahorristas reciban un bono dolarizado por la diferencia entre 1 peso y 1,40. El título sería entregado por el Estado, devengaría intereses y se liquidaría dentro de cuatro años.
Otra opción, que parece delirante frente al escenario de los cacerolazos, es pesificar los depósitos uno a uno, para facilitar la pesificación de todas las deudas a igual paridad. Esta es una de las propuestas que le llevarán hoy a Duhalde representantes de la banca –encabezados por ejecutivos del BankBoston, Citibank, HSBC, BBVA Francés y Galicia– y del sector productivo –con dirigentes de la Unión Industrial Argentina–. Desde la devaluación, banqueros y grandes grupos económicos nacionales, como Pérez Companc, Techint, Macri, Fortabat y Bulgheroni identificaron intereses comunes y rearmaron la sociedad constituida durante los ‘90.
Los embates de la Unión Industrial, los hombres de la construcción y de entidades del campo contra los ganadores de la década pasada han llegado a su fin. Ahora el empresariado vuelve a reunirse para conseguir entre todos un objetivo común: que el Estado asuma los costos de la devaluación, para no tener que pagarlo ellos. El antiguo Grupo de los Ocho, que reunía a las principales entidades empresarias, ha regresado para dar una nueva función. Página/12 reveló hace diez días, cuando comenzaron a operar los lobbies en favor de la pesificación uno a uno, que de los 5,5 millones de empresas y personas endeudadas en dólares con los bancos, sólo 1221 sociedades acaparan el 51 por ciento del total de los créditos. Con la pesificación uno a uno para las deudas inferiores a 100 mil pesos ya habían quedado protegidas gran cantidad de pequeñas y medianas empresas.
La diferencia entre la pesificación de las deudas uno a uno –para las de menos de 100 mil– y 1,20 –las superiores a ese monto– respecto de la pesificación de los depósitos a 1,40 será asumida por el Estado, que emitirá nuevos bonos y se los entregará a los bancos, para “no producir una quiebra masiva del sistema financiero”. Es decir, está por reeditarse una descomunal estatización de deudas privadas, rescatando por igual abancos y empresas. Los sectores de la producción que venían reclamando la devaluación para ganar en competitividad, ahora dicen que no pueden pagar las deudas y reclaman que el Estado se haga cargo. Por el lado de los bancos, temen que se produzca un aumento explosivo de incumplimientos en el pago de créditos y eso afecte su solvencia, de por sí bastante maltrecha.
Duhalde estuvo reunido ayer tres horas sobre el cierre de la tarde con Remes Lenicov y todo el equipo económico, evaluando las medidas que se darán a conocer mañana. El ministro de Economía aceptó que la pesificación de las deudas sea a 1,20, pero considera un error bajar al uno a uno. También sacaron conclusiones sobre las negociaciones con el FMI, que sigue presionando por la flotación cambiaria y la liberalización del corralito. Otro tema de análisis fue el Presupuesto. Finalmente, el proyecto llegará al Congreso el próximo martes, cuando Remes Lenicov vuelva de su viaje a Nueva York, y sería aprobado por Diputados diez días más tarde.
El FMI reclama una política fiscal muy austera. La pauta de gastos se reduce a 37 mil millones de pesos, con una meta de inflación del 15 por ciento y un déficit estimado en alrededor de 3000 millones. Se prevé que la economía caerá 4,9 por ciento. A pesar de tantos problemas, los sectores de la ortodoxia que reclaman el ajuste permanente presionarán hoy por que el Estado aumente su endeudamiento en más de 10 mil millones para salir en socorro de bancos y empresas, que quieren sus deudas pesificadas uno a uno.

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Tomas Raichman, auditor del FMI para el caso Argentina, analizó ayer con Remes el alcance de la pesificación.
 
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