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El “triunfo ecológico” de Esquel en un documental para televisión

“El oro de Futa Mawiza: la mina que sublevó a la Patagonia”, una investigación sobre el conflicto con la empresa Meridian Gold, se verá esta noche por primera vez en el ciclo Contextos, de P+E.

 Por Emanuel Respighi

“No todo lo que reluce es oro”, habrán pensado los habitantes de Esquel cuando decidieron investigar qué se escondía detrás de la explotación minera en la montaña Futa Mawiza, ubicada a 7 kilómetros de la ciudad chubutense. El proyecto, según el plan dado a conocer por la empresa inversionista, resultaba tentador: la extracción de oro y plata iba a permitir el desarrollo económico y social de la ciudad a partir de la creación de cuatrocientos puestos de trabajo. Pero los esquelenses no se quedaron solamente en las promesas de la canadiense Meridian Gold, e impusieron la defensa del medio ambiente por sobre el supuesto beneficio económico que dejaría la explotación. Con movilizaciones multitudinarias y haciendo valer su derecho ciudadano, el pueblo de Esquel logró en marzo someter la millonaria inversión a una consulta popular en la que el “No” venció ampliamente al “Sí”. Las autoridades provinciales, muy a su pesar, no tuvieron más remedio que suspender el proyecto. Los pormenores de esta positiva iniciativa popular se verán reflejados hoy, a las 23, en Contextos, el ciclo de documentales que se emite por P+E.
“El oro de Futa Mawiza: la mina que sublevó a la Patagonia” se encarga de narrar detalladamente los episodios que llevaron a los habitantes de Esquel a rechazar la explotación del yacimiento El Desquite, a favor de su calidad de vida y la defensa de las riquezas naturales. Por medio de testimonios de pobladores y del registro documental de las marchas a favor y en contra realizadas, el documental muestra las semanas previas al plebiscito del 23 de marzo, describiendo las causas del conflicto que mantuvo en vilo a la ciudad patagónica durante varios meses.
El programa avanza a partir de las palabras del periodista Urbano Flaibani, quien cuenta los detalles del proceso a bordo del expreso patagónico “La Trochita”. “El hecho de que la empresa –analiza– no les diera respuestas a las preguntas de la gente generó un efecto multiplicador: se hizo una cadena de comunicación entre los habitantes, que fueron intercambiando informaciones sobre emprendimientos mineros en otros países.” Ese cruce de datos llevó a los pobladores a una realidad que intuían: la empresa iba a utilizar una cantidad masiva de cianuro y explosivos para reducir la mina y extraer el oro. Los esquelenses pusieron el grito en el cielo: la mezcla de cianuro y dinamita, además de producir un desastre ecológico irreparable en el mediano plazo, también iba a causar problemas de salud.
“No quiero que mi tierra termine contaminada”, ruega una señora mayor, llamada Clery, ante las cámaras. La súplica no es en vano: Meridian Gold pensaba utilizar 180 toneladas de cianuro por mes. “Por más tratamientos que se le haga, el cianuro produce productos intermedios –cianatos, cianógenos– que son altamente tóxicos y permanecen en el ambiente por mucho tiempo”, explica en el documental Marta Sahores, química y oriunda del lugar. “El cianuro –continúa– extrae metales pesados que se acumulan y causan un desastre a la población. La prueba está en que a 50 años de las cámaras de exterminio nazi, todavía se encuentra cianuro en Auschwitz.”
Pese a las visibles consecuencias, el proyecto dividió las aguas entre los pobladores. “La división que se generó –confiesa Urbano– fue preocupante. Las posturas eran muy antagónicas y hubo momentos de extrema violencia. Se temió que la confrontación pasara a mayores.” Incluso, el monseñor Pedro Ronquido, obispo de Chubut, intermedió para calmar las aguas. Finalmente, tras una impresionante campaña (que incluyó a Julián Weich en un spot televisivo por el “No”, y al grupo cumbiero Ráfaga por el “Sí”), el 23 de marzo el 80 por ciento de los esquelenses votó en contra del emprendimiento. Aunque el plebiscito no era vinculante, el 9 de abril la Legislatura provincial aprobó una ley prohibiendo la minería a cielo abierto, y la empresa se retiró del país. “La ciudadanía de Esquel y la Comarca Andina se han convertido en los verdaderos garantes y cumplidores del mandato constitucional, que no solamente consagra el derecho a unambiente sano, sino que claramente establece el deber de los habitantes de defender y preservar el ambiente. Se transformaron en los protagonistas de la preservación ambiental”, señala sobre el final el abogado Gustavo Magayo, con la ladera intacta de la montaña Futa Mawiza detrás.

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El conflicto generó divisiones entre los mismos pobladores, pero el “No” triunfó con el 80 por ciento.
 
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