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El último largometraje del cineasta neoyorquino Oliver Stone, el documental Comandante, acaba de llegar a las pantallas españolas después de retrasos diversos y de no poca polémica. Comandante es un retrato intimista de Fidel Castro, fruto de la seducción mutua entre Stone y el veterano líder comunista, quienes en febrero de 2002 compartieron tres días de charlas, paseos y comidas en La Habana. Stone, que ha dicho de Castro que “es un tipo con huevos” y se ha declarado su admirador, es acusado por algunos sectores de derecha de dar una mirada demasiado complaciente del mandatario cubano. En Argentina, en cambio, donde el documental será estrenado a la brevedad, la imagen de Fidel no dejó de crecer en los últimos tiempos, algo que se vio fundamentalmente en su reciente visita al país.
Lo de Fidel Castro y Stone fue un flechazo a primera vista. Tras aceptar la propuesta del productor catalán Jaume Roures de hacer el documental, el director norteamericano se trasladó a La Habana para entrevistarse con Castro. Llevaba dos días esperando, cuando, ya un poco molesto, le escribió una carta de cuatro hojas en la que contaba con pelos y señales su proyecto. El presidente cubano lo invitó a cenar y la velada se prolongó hasta las cuatro de la madrugada. Según Stone, se divirtió “cada segundo” y ambos “sincronizaron” desde el primer momento. Durante tres días, Stone estuvo al lado de Castro. Tuvo un acceso privilegiado. Lo acompañó en su Mercedes negro blindado por las calles de La Habana. Estuvo con él en su despacho mientras firmaba documentos. Visitaron juntos museos, escuelas, mercados, restaurantes. Y grabaron más de 30 horas de conversaciones.
El resultado es un film de 95 minutos que, según Stone, no trata de “hacer la historia del régimen” sino ser una aproximación al “rostro del poder” en Cuba. Un retrato humano de Fidel Castro, del hombre y también del estadista. Comandante incluye imágenes de archivo y actuales, y muchas, muchas palabras y argumentos de Fidel. El presidente cubano aborda episodios históricos como la crisis de los misiles o el asesinato de John F. Kennedy, pero también habla de su amistad con el Che Guevara, de su viejo diferendo con Estados Unidos, de religión, de la prostitución en su país, del cine que le gusta y de su rechazo a “mezclar la familia con la política”.
“Es costumbre en toda mi vida: no me creo con derecho a divulgar las relaciones que haya podido tener con una mujer”, le dice Castro a Stone en un momento del documental. También le confiesa su admiración por Brigitte Bardot y por Charles Chaplin, niega que en su país se haya torturado en los 43 años que lleva en el poder y toca el tema de su sucesión. El film se exhibió en el Festival de Sundance en enero y un mes después se proyectó en Berlín. Desde su primera presentación, la película fue objeto de polémica. El director de JFK y Pelotón señaló que utilizó su fama “para acceder al poder y tratar al mismo tiempo de iluminar dicho poder de una forma que hasta ahora nadie ha conseguido con preguntas hostiles. Ni tan siquiera a un enemigo se lo aborda con cuestiones hostiles”.
Stone le plantea preguntas sobre las elecciones, los delatores, la prostitución, los gays y los negros, pero de muchas de ellas Castro se escabulle. “No podía cortarle a cada momento. No estaba dispuesto a discutir con él.” La cadena de televisión HBO, que había comprado los derechos del film para Estados Unidos, retiró en mayo Comandante de su programación y “sugirió” a Stone que regresara a Cuba para “actualizarlo”, pues de lo contrario no sería emitido.
El mes pasado, el cineasta y su equipo viajaron a La Habana y hubo un nuevo encuentro con Castro, y también con varios disidentes y con las esposas de algunos de los 75 opositores encarcelados por “conspirar conEstados Unidos para socavar la independencia y la soberanía del Estado cubano”. La entrevista entre Stone y el líder disidente Oswaldo Payá duró 45 minutos y fue ríspida. Comandante, largometraje financiado en un 100 por ciento por la productora catalana Mediapro, debía haberse presentado en abril en España, pero su estreno se retrasó por razones personales de Stone. Adujo que no podía estar en Madrid en esa fecha porque estaba muy cargado de trabajo con un nuevo proyecto, sobre la vida de Alejandro Magno, circunstancia que lo había dejado muy agotado.

* Especial de El País, de Madrid.