ESPECTáCULOS › LOS DEALERS DE IDEAS, UNA NUEVA RAZA QUE SE ACERCA A LA PANTALLA
Viaje de la imaginación al poder
La TV se llenó de pensadores de ideas que llevan sus pilotos o guiones a canales y productoras, alentados por el éxito de “Los simuladores”. La iniciativa alienta una suerte de nueva democracia de los contenidos, aunque para “llegar” deban resignarse cosas.
Son legiones que egresan de las escuelas de cine, o que pasaron sus vidas viendo tele, y ahora llevan sus ideas a canales y productoras. La diferencia, dicen, es que se las reciben, y hasta les dicen: “Seguí trabajando”, o el más optimista: “¡Tenés una oportunidad!”. La irrupción del productor independiente en el mercado cambió las cosas y ahora cualquiera puede pensar, guionar, formatear y elevar un “piloto”, esa palabra tan en uso desde que se impuso en la TV una aparente democracia de los contenidos. Llega a la Argentina esa figura tan fifties del pensador de programas, retratada por la película Confesiones de una mente peligrosa, con George Clooney. ¿Es tan así? Chicos y chicas estudian con lupa la llegada al poder de “Los simuladores”, el ciclo de Damián Szifrón: de piloto sin chances por muy costoso a unitario más visto de Telefé. ¿Cómo llamar a esta nueva raza? A ellos, claro, les gustaría el ampuloso “creativos”, pero no podrá ser. Ese mote se lo llevó, hace tiempo, la publicidad.
Fuera de las compañías, no hay nadie que diga: “eso no va”. Es el inmenso placer de crear sin control. El hacedor de formatos egresa de una escuela de TV, como en el caso de José Leone, y se pone a imaginar lo que querría ver. Así surgió “Combate final”, ficción ultraviolenta inspirada en los relatos del videogame. Es una pelea de full contact, con muchísima sangre, “algo así como la contracara de ‘Titanes en el Ring’”, dice el autor. Crear desde el margen le permite asumir los encantos de la máxima incorrección política: promover violencia en el menor y, solamente, porque “lo están pidiendo todo el tiempo”. El outsider recoge halagos en la escuela y hasta gana un festival, pero choca contra las puertas cerradas de los canales. “La idea es así, violenta –asume Leone– y no transamos en cambiarla. Si lo rechazan en canales, lo mostraremos en los centros culturales”. Es la misma vocación de autor que sostiene Mirko Belaich, para respetar el original de “Piezas sueltas”, su unitario policial que utiliza personajes de la vida real haciendo de sí mismos. Prefirió postergar el debut antes que caer en el demonio tan temido: la adaptación. Ahora, está a punto de grabar para el lugar menos pensado: “Empiezo a filmar para Canal 9”, señala.
La obsesión de los creadores de formatos es transgredir géneros: salirse de la grilla tradicional para idear “Evita Capitana” por ejemplo, el documental ficción de Marcela Gomareschi y Víctor Vietri seleccionado por varios festivales, que cuenta la historia del peronismo a través de una final entre Racing y Banfield en los años ‘50. ¿Por qué no –pensaron– llevarlo a un canal como TyC Sports para cambiar el concepto de programación deportiva? Por ahora les cerraron varias puertas, pero “con la nueva Argentina progre –dice Vietri– vamos a volver a intentarlo, tal vez en Canal 7: ya no creo que nos digan, como hasta ahora, que por razones políticas no tiene cabida”.
Gustavo Tarrío y Favio Trassi buscaron un personaje (un monociclista que vieron por la calle) y lo siguieron durante 24 horas para componer Un día, en el que Lucas de la Hoja (así se llama) se limita a presentar su vida cotidiana. Llaman a este género: “Retrato en movimiento”, y dicen: “No intentamos revelar ningún dato escandalizador –subraya Tarrío–, quisimos apenas conocer las reglas de un micromundo”. Lucas va al urólogo, recuerda a su novia, vende poemas en el colectivo y se libera en el psicoanalista, todo con la cámara en la nuca y modelado por una edición apresurada que tiene hasta visos poéticos cuando congela y repite la frase: “Estoy aprendiendo...”. La originalidad de la idea no es sólo estética sino conceptual: el ciudadano al poder. “Hasta una marca de desodorantes nos propuso comprarlo –recuerda Trassi–, pero preferimos mantener laindependencia. Pasó el tiempo y siempre nos terminan argumentando un problema comercial; ahora lo regalaríamos para que se viera”.
Una tribu de “integrados” llenan, en tanto, las planas menores de las productoras en busca incesante de ideas de programas. En Endemol, Promofilm, Ideas del Sur o Pol-ka vieron el filón de la mano de obra barata y muy calificada, juniors que se dedican a imaginar unitarios, realities y concursos de preguntas y respuestas. Santiago Pérez y Diego Bliffeld, junto a Hernán Siseles, fundaron su productora Tres personas pero no para hacer pilotos sino para ofrecer “tormentas de ideas”, un abrumador chorro de propuestas con el que intimidan a ejecutivos varios. Hay desde una sitcom de familia judía hasta un programa de cocina para jóvenes, e incluso un unitario de humor negro sobre suicidas. “Preferimos siempre –asegura Bliffeld, que se entrena por estos días con la dupla Cohn-Duprat– que nos integren a nosotros a su estructura.”
Además de imaginar relatos en una importante empresa, Ariel Winograd prepara sus formatos propios. “Imaginé ‘Fanáticos’ –dice– como una forma de conocer a distintos grupos de gente: fans de Michael Jackson, Sandro o Torino. Quise escuchar sus voces directas, sin la mediación del cronista, sin romper el microclima creado”. Ex hacedor de “Televisión Abierta”, en MuchMusic, el egresado de la Universidad del Cine echa a rodar su pasión por el freak en el canal para jóvenes o en excursión a solas por la ciudad, pero eso sí, nunca tan gozoso como a la cabeza de su experiencia individual. “Lo bueno de ser independiente es no tener patrón y poder ponerse los propios límites. Pero también es cierto que para formar parte de una estructura grande hay que estar dispuesto a resignar cosas.”