ESPECTáCULOS › EL FOLKLORE ROMANTICO RESULTO LO MAS CONVOCANTE EN COSQUIN
Nocheros con plaza llena y sin playback
Los salteños mostraron que sí saben cantar sin grabaciones; los organizadores del festival se calmaron con el lleno completo. La “tarragoseada” puso a todo el mundo a bailar con los acordeones.
Por Karina Micheletto
Desde Cosquín
La noche más esperada del festival mayor del folklore cumplió con creces su doble objetivo, gracias al arsenal de folklore romántico que desplegaron Los Nocheros, el grupo más convocante del momento. Por un lado, logró llenar por primera vez la plaza en lo que va del festival y calmar al menos sobre el final las ansiedades de los organizadores (este año sólo hubo un lleno importante con la actuación del chaqueño Palavecino). Pero además cumplió con un operativo de lavado de cara montado por el grupo salteño, después del mal momento que pasaron el año pasado en Córdoba, cuando les saltó la púa del disco y se descubrió que estaban haciendo playback ante más de cuarenta mil personas.
En una noche atípica para la rutina de las lunas coscoínas, Los Nocheros se subieron al escenario tres horas antes de lo normal, con una prueba de sonido y ensayo compartidos con el público, como para que todos vieran que lo del playback no había sido más que una mala idea ocasional. Después oficiaron de anfitriones toda la noche: abrieron el festival con Zamba del cantor enamorado, gritaron a coro con el locutor el grito inaugural de “aquí Cosquín”, presentaron a todos los artistas programados y compartieron con el público una gigantesca torta para celebrar la obtención del Camin de Oro por sus diez años de trayectoria, un premio que recibieron sobre este escenario artistas como Mercedes Sosa y Jairo.
A las siete de la tarde, cuando los técnicos empezaban a probar sonido y a ajustar los instrumentos, se abrieron las puertas de la plaza. Para las ocho, cuando los cuatro Nocheros ya estaban cantando y charlando con la gente, con look y actitud decontracté, en la Próspero Molina había mucho más público que en los horarios pico de noches anteriores, y se vivía un clima de fiesta pocas veces visto en esta 44ª edición de Cosquín. No le cebaron mate a la gente, como habían prometido, y tampoco les hubiera alcanzado el termo, pero lograron representar bien un clima de intimidad ante diez mil personas.
Durante las tres horas de “ensayo abierto” invitaron a cantar con ellos a Las Voces de Orán, el cuartetero cordobés La Pepa Brizuela y Paz Martínez, presentado como “el autor del tema que nos cambió la vida” (Entre el cielo y la tierra, ese que dice “voy a comerte el corazón a besos”). “Hace once años estábamos atrás de las rejas de la plaza pensando cómo podíamos hacer para entrar acá. Nos imaginábamos que había que pagarle a Mahárbiz, porque todos se hacían esa película, íbamos a vender el Fiat 600”, bromeó en una parte de la charla con el público Rubén Ehizaguirre. Después llamó a las chicas para que “practiquen para la tele” el hit Señal de amor.
Gran parte del auditorio (en su mayoría femenino, y de todas las edades) llegó a Cosquín sólo para ver a Los Nocheros en su noche especial. En la platea, las chicas se comportan con llamativa corrección. Educaditas, piden permiso para acercarse al escenario a sacarse una foto, se corren de adelante cuando se lo piden, cantan todos los temas pero sin gritos histéricos, les gritan que los aman pero sin exagerar. El dispositivo de seguridad desplegado por el grupo resultó más efectivo para interrumpir el trabajo de fotógrafos y camarógrafos que para contener supuestas avalanchas de fans. Que las había, como las del club de fans de Pergamino Luz de Luna, que lograron colar la bandera y pagaron 25 pesos para estar allí en primera fila, como en cada actuación en la que llegan a juntar la plata. La gira de Luz de Luna, uno de los ciento veinte club de fans que tiene el grupo en todo el país, sigue el próximo sábado en un festival de Santa Fe, y el domingo en Baradero, si les da el cuero.
Entre los homenajes de la noche hubo uno especial a Cacho Tirao. El músico recordó cómo descubrió a Los Nocheros por casualidad, cuando los escuchó en la confitería La Real, y los presentó al año siguiente sobre el escenario como ahijados suyos. Algo mejorado de su hemiplejia, aunque sin poder actuar todavía, lloró al hablar sobre su enfermedad: “Tengo que recuperarme por mis nietos”, dijo. En la noche estuvieron también Cuti y Roberto Carabajal, Yamila Cafrune y la sanjuanina Claudia Pirán, entre otros. A su turno, Los Nocheros hicieron cuatro temas pautados en televisión, esta vez desprovistos del importante arsenal lumínico y escenográfico que siempre despliegan en sus shows. Hay que decir que no les hizo falta, con una prolija actuación sustentada por voces afinadas que logran un espectáculo digno. A pesar de la lluvia que se largó durante la actuación del grupo y que siguió intermitentemente toda la noche, la gente aguantó estoicamente protegiéndose como pudo con bolsas, pilotos y paraguas.
La única alusión de la noche al tema del playback fue una frase al pasar: “Gracias por aguantar la lluvia, gracias por el aguante de siempre, gracias por el aguante del playback”. La otra referencia, más directa, estuvo a cargo del grupo humorístico mendocino Los Cumpas, que entre varias imitaciones hizo una del playback de Los Nocheros.
Al cierre de esta edición, en la última luna tradicional –la de hoy es una noche de gala a modo de yapa–, se preparaba para subir al escenario la “tarragoseada” organizada por Antonio Tarragó Ros, tras la actuación de Jairo. Una multitud de acordeonistas de todo el país alteraban pautas varias tras bambalinas ensayando donde podían, e invitando al baile espontáneo. Algo que venían haciendo desde el mediodía, cuando llegó a la ciudad la primera delegación de Entre Ríos, con treinta y dos acordeonistas. Desde entonces, el bar ubicado detrás el escenario, donde paran todos los artistas de la plaza, se transformó en una fiesta litoraleña con músicos y bailarines a puro sapucay. A la noche, esta fiesta se trasladó al escenario.