ESPECTáCULOS

“Este premio consolida mi aporte al cine argentino”

El actor Héctor Alterio, con el flamante Goya en reconocimiento a su trayectoria, manifiesta su gratitud hacia los españoles y señala que la principal distinción en la Argentina es “el afecto de la gente”.

Héctor Alterio se sabe querido y reconocido, de este lado del Atlántico y también del otro. Los galardones oficiales, no obstante, admiten una naturaleza diferente. Son como una ratificación formal de todos aquellos gestos de cariño y admiración que llegan desde adentro del ambiente y desde la naturalidad de la “gente común”. Con el premio Goya todavía fresco, el actor radicado en España señala que no lo conmovió tanto la noticia de la distinción honorífica en reconocimiento a su trayectoria, “sino la alegría con que me lo comunicó Mercedes Sampietro (actriz y directora de la Academia de Cine de España). Me pareció un regalo generoso y espontáneo de parte de alguien que se pone contento con lo que le está pasando al otro”. En el terreno de las sorpresas, no duda cuando dice que la más grande fue haber recibido el premio de manos de sus hijos Ernesto y Malena. Y en términos de gratitud, no se olvida de España: “Cuando supe del premio no sabía cómo agradecer, ni cómo retribuir la generosidad que los españoles le estaban demostrando a un extranjero”.
Su ahora agitada rutina madrileña está plagada de llamados telefónicos y felicitaciones varias. Cuando habla con argentinos lo hace despacio, para no incorporar latiguillos como “vale”, ni decir palabras que tienen otro sentido que en España, donde vive desde hace 29 años. Alterio subraya que el hecho de no haber accedido a un premio de tamaña importancia en la Argentina no lo desvela. “Los premios allí son las propuestas de trabajo que me permiten acceder al lenguaje, a la gente y a la historia”, dice. El intérprete de La tregua, Camila, La historia oficial y El hijo de la novia, todos films argentinos que pugnaron por el Oscar, indicó que “el mejor premio que recibo en la Argentina es el afecto incondicional de la gente”.
El actor, nacido en Buenos Aires el 21 de septiembre de 1929, llegó exiliado a España en 1974 tras ser amenazado de muerte por la Triple A. Tres años después accedió a la consideración general al ser consagrado como el mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, por su labor en A un Dios desconocido, de Jaime Chávarri, película prohibida por la dictadura argentina y recién estrenada aquí en 1986. Desde entonces trabajó en más de 30 films españoles y desde allí también proyectó su labor a películas de Italia, Suiza y Francia, pero jamás dejó de estar presente en las producciones argentinas. “Ahora, en cierta medida, este premio viene a consolidar el aporte que hace España al cine en la Argentina. Le dio una inyección a la industria que posibilita las coproducciones. Me siento un poco abanderado.”
Los periodistas españoles, a la luz de este reconocimiento, ensayan el interrogante: ¿qué hubiera sido de la carrera de Alterio en la Argentina, si no se hubiese exiliado en los ‘70? El actor no tiene precisiones al respecto: “No lo sé. Me tengo que remitir a compañeros míos que tuvieron el coraje de quedarse y la suerte de seguir vivos haciéndole frente a la situación, haciendo teatro en lugares en los que no se les permitía hacerlo. Hubiera hecho lo mismo. No me hubiera ido. Dio la circunstancia de que me fui por otras razones. ¿Adónde iba a ir? Viajar se me hacía difícil. No por la economía sino por mi manera de ser. No imaginaba trabajar en otro lugar que no fuera la Argentina. Lo máximo que pensaba era cruzar a Montevideo”. El actor recuerda que llegó “en el último coletazo del franquismo y la primera etapa de la transición, y eso contribuyó a que la industria se revitalizara con un montón de gente que hasta ese momento estaba alejada. Fue una época realmente maravillosa por las expectativas, por el cambio...”.
De la jornada de premiación, recuerda: “Por suerte tuve la oportunidad de saludar a Sorín camino a la foto final que reúne a todos los premiados, y allí pude manifestarle la admiración que le profeso desde que vi La película del rey”, dijo Alterio, que ya está pensando en su futuro profesional, mientras disfruta de su premio. “Este Goya lo tengo frente a mí, mirándome con su cara adusta, y aunque la emoción se irá diluyendo con el paso de los días, seguramente me servirá para descargar mis angustiascuando el teléfono no suene, cuando no se produzcan ofertas de trabajo.” Es que, por su personalidad, Alterio no puede evitar en su pensamiento el día de mañana. El artista asegura que su realidad profesional “se halla enmarañada” hasta que logre inclinarse por ver si hace cine, teatro o televisión, y si algunas de esas opciones lo hace permanecer en España o lo lleva a regresar a la Argentina. Por ahora, celebra.

Compartir: 

Twitter

Héctor Alterio levanta a los 74 años un merecido premio Goya.
 
ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.