ESPECTáCULOS › LANZAN LA PROGRAMACION DEL SEXTO BUENOS AIRES FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE INDEPENDIENTE

Ensanchando los límites de la palabra “cine”

Más amplio y diverso que nunca, con 250 películas en doce días, la nueva edición del Bafici, que se desarrollará del 14 al 25 de abril, vuelve a proponer una selección de grandes nombres (Sokurov, Rohmer, Van Sant, Tsai Ming-liang, Rivette) y múltiples revelaciones, rarezas y descubrimientos.

 Por Horacio Bernades

“Este es un programa salvaje, desmesurado, poco común”, afirma Quintín, director del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), que en días más pondrá en marcha su sexta edición. La afirmación podría sonar entre jactanciosa y autobombística, si no fuera que un rápido repaso a la vasta, exuberante y multidiversa programación de esta nueva edición del festival de cine más importante de la Argentina confirma las palabras de su director. Levantando la apuesta de años anteriores, el evento porteño –que tendrá lugar a partir del 14 de abril y hasta el domingo 25– ofrece este año más películas que nunca (alrededor de 250, en total) y vuelve a jugarse por ensanchar los límites de la palabra cine, presentando un menú más jugoso que nunca y extendiéndose por dos días más: ahora empieza un día antes y termina un día después, como para darle el gusto a la avidez cinéfila del público porteño.
Frente a una audiencia que abarrotó uno de los foyers del Teatro San Martín, los encargados de presentar oficialmente esta nueva edición del que ya está definitivamente instalado como máximo acontecimiento cinematográfico de la cartelera porteña anual fueron, además de Quintín, el jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Aníbal Ibarra (que lució su brazo derecho enyesado), el secretario de Cultura urbano, Gustavo López, y el director del Instituto Nacional de Cinematografía, Jorge Coscia. Casi como ratificación visible de que las posibles rispideces interfestivaleras son cosa del pasado, entre los asistentes pudo divisarse al director del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Miguel Pereyra, quien lucha por correr la fecha de realización de ese evento, del mes de marzo al de noviembre, justamente como forma de evitar que ambos eventos cinematográficos se sigan pisando en la cartelera anual.
Breves y formales, las alocuciones se caracterizaron, como parecería ser de rigor en esta clase de presentaciones públicas, por las declaraciones de satisfacción por lo realizado y de buenas intenciones, con vistas a esta edición y al futuro mismo del festival. Flotaba, sin embargo, cierto fantasma que echaba sobre la organización del evento una sombra algo incómoda. A mediados del año pasado había trascendido, con carácter oficial, la designación de un presidente del festival, cuyo cargo lo colocaba por encima del actual director artístico. Se trataba de Alberto García Ferrer, argentino residente en España y ex director de la escuela de cine de San Antonio de los Baños, en Cuba. Tras la confirmación oficial de esa designación nunca se volvió a saber más nada, y de hecho García Ferrer no se encontraba ayer entre los funcionarios que dieron la conferencia de prensa.
Ante una pregunta de Página/12, el secretario de Cultura de la Ciudad, Gustavo López, argumentó que esa designación había quedado momentáneamente en suspenso y que la función de García Ferrer sería, en el futuro, la de aceitar contactos en el exterior y/o permitirle al festival expandirse hacia otras áreas, sobre todo las cinematográficas de carácter industrial. Queda por ver cómo se articularía, a partir del año próximo, la tarea de ese funcionario con la estructura del festival y con su director artístico, Quintín, a quien por otra parte los funcionarios presentes no hicieron más que ensalzar. Lo cierto es que, según todo lo indica, esta nueva edición del Bafici no hará más que asentar y profundizar los logros de un evento que, según el consenso generalizado, representa uno de los máximos acontecimientos culturales de la ciudad y el país en su conjunto.
En términos concretos, la programación de este año presenta una competencia oficial integrada, como de costumbre, por 16 primeras o segundas películas, de los orígenes más diversos. Las dos representantes argentinas serán Parapalos, de Ana Poliak (realizadora de La fe del volcán), y Whisky Romeo Zulu, un film sobre la tragedia del avión de LAPA sucedida años atrás en Aeroparque, que es la ópera prima de Enrique Piñeyro (actor y productor de Garage Olimpo) y que se anuncia como sumamente urticante. El resto de la plantilla de la competencia oficial presenta una llamativa predominancia de films europeos (ocho en total, de los cuales dos son franceses), además de una estadounidense y cuatro asiáticas. La película peruana Días de Santiago será la tercera representante latinoamericana. Habrá, además de la oficial, tres competencias paralelas. La más importante de ellas será, una vez más, “Lo nuevo de lo nuevo”, la ya tradicional vitrina para el cine argentino, que en esta ocasión alinea una docena de títulos. El amplio predominio de óperas primas se ve contrapesado por tres películas de realizadores más conocidos. Se trata de La quimera de los héroes, de Daniel Rosenfeld (presentada en Cannes, donde ganó un premio), Esas cuatro notas, de Rafael Filipelli (El ausente, Retrato de Juan José Saer) y Sola como en silencio, de Mario Levín, en su regreso al cine luego de Sottovoce.
Habrá una competencia de cortos locales y una de derechos humanos, organizadas en colaboración con la ONG Human Rights Watch, en la que se agrupan 14 títulos que harán parte de distintas secciones del festival. De los focos y retrospectivas dedicados a distintos cineastas se destacan la del argentino (radicado en Francia) Eduardo de Gregorio, la del padre del cine independiente estadounidense, Jonas Mekas, la de Glauber Rocha (ver aparte), la del chileno Raúl Ruiz, la del nipón Kiyoshi Kurosawa y una curiosa revisión del cine de John Ford, a quien se enfocará desde su costado político. En el resto de la voluminosa programación vuelven a aparecer, como de costumbre, los nombres consagrados (Alexander Sokurov, Eric Rohmer, Gus Van Sant, Tsai Ming-liang, Lars Von Trier, Jacques Rivette, Marco Bellocchio, Michael Haneke, Miike Takashi, Julio Medem, Jafar Panahi y un montón más) y los nombres a descubrir (aquí vienen sonando fuerte los del documentalista israelí Eyal Sivan, el cineasta independiente estadounidense Thom Andersen y el francés Sylvain Chomet).
Además, se presentarán films poco (o nada) vistos de Orson Welles, Josef Von Sternberg, Jean Renoir, Frank Capra y Joseph Losey. Y películas experimentales, documentales, superacción oriental, films musicales, laboratorios para presentación de proyectos, exposiciones, presentaciones de libros, la crema de la crema cinematográfica... En fin, el Bafici: el público porteño ya sabe qué quiere decir eso.

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Go Further, del canadiense Ron Mann, será uno de los cientos de films a los que este mes la ciudad le abre los brazos.
 
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