ESPECTáCULOS › UNA OBRA DONDE EL FUTBOL ES PROTAGONISTA
“La violencia en la cancha es la misma que en la sociedad”
Con un apellido célebre para el fútbol, Rodrigo Cárdenas acaba de estrenar Chelincha, una pieza que narra con humor las miserias y delicias del mundo del fútbol y su público.
Por Emanuel Respighi
A los 44 años, el actor y autor teatral Rodrigo Cárdenas asume que su vida estuvo marcada por el destino desde siempre. Al menos en materia futbolística. Portador de un apellido inolvidable para los hinchas de Racing –el mismo del delantero que convirtió el gol que le dio al club de Avellaneda el privilegio de convertirse en el primero argentino en obtener la Copa Intercontinental–, Cárdenas supo desde que tenía uso de razón que su corazón debía estar ligado a la camiseta celeste y blanca. Incluso, cuenta con orgullo, ingresó al colegio el mismo año en que Racing salió campeón del mundo. “A mis compañeros del colegio –dice– los volvía locos. Claro que la alegría duró poco.” Todos sus caminos conducían a Racing. Por eso no sorprendió que, luego de crear e interpretar varios espectáculos sobre fútbol (¡Hijos nuestros!, El día de los dedos y luego Futbolitis y Monogoleando), Cárdenas confesara abiertamente su amor por la Academia con la obra El caso RC, en la que se adentraba en las penas y dichas a las que estaba expuesto un racinguista de ley allá por 1998, cuando el club de sus amores penaba tras más de tres décadas sin dar una vuelta olímpica.
Continuando con la temática futbolera, Cárdenas acaba de estrenar Chelincha (sábados, a las 22, en el Centro Cultural de la Cooperación), una obra en la que narra con humor las miserias y delicias del mundo del fútbol, trazando un acertado paralelismo con la sociedad actual. El espectáculo, que cuenta la historia de una final de un campeonato de fútbol a través de las sensaciones de distintos actores de este deporte, está inspirado en textos de Roberto Fontanarrosa y Cristian Garófalo. “Pero se trata de una inspiración muy libre a partir de la cual trabajamos Christian Forteza, también director, y yo”, aclara el actor, que además se encuentra escribiendo el guión de un ciclo de TV para Canal 7 (ver recuadro).
–En la obra es interesante observar las diferentes miradas que puede producir un mismo hecho, en este caso una final de fútbol...
–La historia cuenta la final de un campeonato de fútbol vista desde cuatro miradas distintas: la visión de un dirigente, la de un barrabrava, la de un jugador y la de un periodista. Todos van a esa final y a todos les suceden cosas diferentes a partir de un mismo hecho. Es algo que le pasa a todo el mundo cuando ve un partido. Porque el fútbol no es como el teatro, en el que a todos les pasa más o menos lo mismo, sino que el fútbol es una disciplina multisentimental, heterogénea. Ir a una cancha no sólo implica ver un espectáculo, sino que se trata de una manifestación popular única, cargada de pasión, esfuerzos de todo tipo, presiones...
–Pero Chelincha escapa a la temática meramente futbolística para mostrar al fútbol como una manifestación acorde con la sociedad actual...
–Absolutamente. Yo estoy convencido de que el fútbol de cada domingo es un reflejo de la sociedad argentina. En la obra, por ejemplo, mostramos cómo el barrabrava es de un club, pero que por dinero también podría ser de otro cuadro; que el dirigente hace cualquier cosa con tal de seguir teniendo poder, incluso secuestrar a una persona, y el periodista deportivo, que es el personaje que más gusta: un tipo muy exagerado que fomenta la violencia y al mismo tiempo habla de “los inadaptados de siempre”. El jugador, en esta obra, es el personaje más puro de todos.
–Aun cuando el jugador también fue contaminado del fútbol-negocio...
–Lo que pasa es que la obra está inspirada en una final antigua, por eso el jugador es más cristalino. El jugador actual es la vedete del negocio fútbol. Son estrellas que opinan y se prestan a hacer cualquier cosa. Antes había un poco más de respeto y amor por la camiseta. Jugadores como Ricardo Bochini, que toda su vida jugó en Independiente, no existen más. El amor por la camiseta fue reemplazado por el amor al dinero. Es mucho más mediático. Ya no sé dónde van a poner publicidad... Es imposible en estos tiempos identificarse con un jugador porque los jugadores no duran en los clubes más de un año.
–¿Cree que en el fútbol actual se juega como se vive?
–Totalmente. El jugador argentino, por ejemplo, trata de sacar ventaja de donde pueda, con la famosa viveza criolla, de la misma forma en que en la sociedad todos tratan de aventajar a otro como sea. Lo mismo sucede con el nivel de violencia que hay en una cancha, que no es otro que el que existe en la sociedad. El fútbol argentino es el botón de muestra más cabal de la sociedad argentina. En el fútbol está todo: la ilusión, la corrupción, la violencia, la búsqueda de soluciones mágicas, la demagogia... La masacre entre rosarinos y santafesinos en la cárcel de Coronda funciona con los antagonismos con los que nos movemos como sociedad: Racing vs. Independiente, teatro comercial vs. teatro independiente, televisión vs. teatro, progresistas vs. conservadores... Todos los antagonismos sociales también están en el fútbol. De alguna manera, el fútbol es un desprendimiento de lo social.
–¿Cómo son recibidas sus obras por la gente de teatro? Los antecedentes que combinan teatro y fútbol son escasos...
–El fútbol, en tanto manifestación popular y masiva, siempre estuvo muy disociado del teatro. Por lo general se trata de públicos diferentes: llevar gente del teatro al fútbol, o viceversa, es dificilísimo. Al punto de que a mí me pasa que me cuesta encontrar en los elencos a un actor que le interese el fútbol, sin importar de qué club es hincha. Basado en la cosa de que el fútbol es una competencia, a la gente del teatro no le interesa.