SOCIEDAD
Vuelven a la ciudad los recitales en discotecas
La nueva normativa entró en vigencia ayer, en coincidencia con la asunción de Diego Gorgal al frente de Seguridad. “Trabajaremos fuerte en seguridad alimentaria”, anunció el funcionario a Página/12.
Por Mariana Carbajal
El flamante secretario porteño de Seguridad, Diego Gorgal, anunció ayer el regreso de los recitales en boliches bailables en la ciudad, suspendidos desde la tragedia de Cromañón. Entre otros requisitos, los locales deberán pedir un permiso especial con quince días de anticipación y serán inspeccionados dentro de las 24 horas anteriores al espectáculo. Poco después de jurar en su nuevo cargo, el joven funcionario de pasado macrista ratificó, en una entrevista con Página/12, las políticas lanzadas por su antecesor, Juan José Alvarez, y delineó los nuevos ejes de su gestión, que apuntarán “a trabajar fuertemente en la seguridad alimentaria” y a “controlar las 440 estaciones de servicio de la ciudad”.
“A las dudas sobre mi juventud o mi inexperiencia contestaré con trabajo”, dijo Gorgal, de 28 años, en un contacto con la prensa luego de la ceremonia en la que fue puesto en funciones por el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra. Su nuevo despacho, que hasta un día antes ocupó Alvarez –su ex jefe– todavía está pelado. El escritorio está vacío. Dice que uno de los primeros objetos que llevará allí es el banderín de Vélez, el club de sus amores, del que es socio desde su segundo día de vida. Entre los invitados al acto de asunción, precisamente, estuvo el presidente de Vélez, Raúl Gámez.
“Quiero extender y mejorar los controles hacia afuera y asegurarlos hacia adentro de la Secretaría de Seguridad”, destacó Gorgal, para resumir el sello que le impondrá a su gestión. Vinculado con el macrista Horacio Rodríguez Larreta, se desempeñó hasta hace pocas horas como subsecretario de Seguridad Urbana, en el equipo que desembarcó con Alvarez en la ciudad, tras el incendio de la disco de Once.
Su llegada a la Secretaría de Seguridad, ayer, coincidió con la publicación en el Boletín Oficial porteño de la nueva reglamentación para shows en vivo en boliches bailables y otros locales cerrados. A partir de ahora podrán volver a realizarse, pero para ello el titular de la habilitación del local tendrá que pedir un permiso especial con al menos quince días de anticipación. Antes de otorgarse la autorización, el gobierno porteño procederá a inspeccionar el lugar a fin de fijar la cantidad máxima de espectadores que se permitirán durante el evento. Luego, dentro de las 24 horas anteriores al show, la Dirección General de Fiscalización y Control se encargará de inspeccionar las instalaciones.
“Deberán pedir permiso para hacer desde un show de una banda de jazz en un restaurante hasta un recital como el de Cromañón”, precisó el funcionario. Hasta antes de la tragedia de Once, este tipo de eventos no requería una autorización especial. “Con esta nueva normativa se termina de normalizar la noche. Ya están las reglas de juego establecidas”, agregó.
Hasta el momento, precisó Gorgal, se han inscripto en el registro de boliches bailables unas setenta discotecas, pero se han habilitado sólo 52. “Al resto le faltan algunos requisitos que van desde el seguro de responsabilidad civil hasta obras que fueron objetadas”, señaló. Antes del incendio de la disco que dejó 193 muertos funcionaban en la ciudad 108 discos.
Gorgal piensa ampliar los ejes de su gestión al control bromatológico de los alimentos que se transportan y se comercializan en la ciudad.
–¿Cuántos inspectores hay para fiscalizar bares y restaurantes? –le preguntó Página/12.
–Hay veinte para toda la Ciudad. Son pocos. Además, falta organización, tecnología y rutina de controles como hemos establecido en el área de boliches. Hoy se hace menos de lo que debería hacerse. También nos preocupa la calidad ambiental. Vamos a redoblar los controles en estaciones de servicio por los peligros de filtraciones de los tanques de almacenamiento de combustible. Hemos recibidos varias denuncias al respecto. Son dos temas importantísimos que quizás la coyuntura no marcaba.