ESPECTáCULOS › SCOFIELD ACTUA CON SU TRIO
“Improvisar con dos músicos que admiro”
El guitarrista que se inició con Mulligan, Mingus y Davis se presentará junto a los notables Steve Swallow y Bill Stewart.
Por Diego Fischerman
Podrían ser proyectos opuestos pero, para el guitarrista John Scofield, “el jazz y el funk funcionan como dos caras de una misma moneda”. La definición no sorprende si se piensa que quien prácticamente comenzó su carrera como parte de los grupos de Gerry Mulligan, Charlie Mingus y Miles Davis –es decir, como el más puro de los guitarristas de jazz– también hizo, desde siempre, culto explícito del funk. Ya en sus discos de la década de 1980 para el sello Gramavision y, más cerca, con sus propios grupos o como invitado de Medeski, Martin & Wood, Scofield demostró sentirse tan a gusto con las marcaciones rítmicas fuertes y regulares heredadas del rhythm & blues como con las sutilezas y volatilidades de la tradición más cercana a quien es, aún hoy, uno de sus modelos: Jim Hall.
Hace once años, el guitarrista llegó por primera vez a Buenos Aires. Lo hizo con un grupo que incluía al organista Larry Goldings. Era la época de su dúo con el pianista McCoy Tyner –el pianista del mítico cuarteto de John Coltrane– y de sus dos discos con cuarteto a dos guitarras, junto a Bill Frisell (con quien también compartió el grupo Bass Desires) y con Pat Metheny. En sus comienzos había participado en una banda de jazz-rock con el baterista Billy Cobham (ex de Miles) y el pianista eléctrico George Duke (que había tocado con Frank Zappa). Mientras tanto, su lado jazzístico se ponía de manifiesto en sus grabaciones junto al saxofonista Dave Liebman y en un trío en el que se incluía un antiguo maestro suyo, de la época en la que estudiaba en la escuela Berklee de Boston: el bajista Steve Swallow. En ese entonces el baterista era Adam Nussbaum y, muchos años después, a partir de la grabación de un concierto de fines del 2003, salió un disco llamado En Route en el que el trío volvía a aparecer aunque con otro baterista, el notable Bill Stewart. Ese trío tocará hoy en Buenos Aires. Precedido por el grupo de Javier Malosetti, el exquisito equipo conformado por Scofield, Swallow y Stewart hará en vivo, en el teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1225), lo que el guitarrista, en una conversación telefónica con Página/12, definió como “algo cercano a mis orígenes y a los del jazz: juntarme a improvisar, de manera relajada, con dos músicos que admiro”.
Los méritos de Swallow, en todo caso, merecen un capítulo aparte. Compositor de gran parte de los temas que constituyeron la base del repertorio del vibrafonista Gary Burton, de cuyo cuarteto formó parte en los ’70, el camino de este músico genial, dotado de un sentido melódico único en su instrumento, es prácticamente el inverso del habitual. En 1961 participó de unas grabaciones sorprendentes y premonitorias –allí se prenunciaba mucho de lo que constituiría el free jazz unos años después–, junto al clarinetista Jimmy Giuffre y el pianista Paul Bley. Y su instrumento, en ese entonces, era el contrabajo que, más tarde, cambió por el subestimado –por lo menos en el mundo del jazz– bajo eléctrico. En las encuestas de las revistas especializadas de finales de la década de 1970, se repartía el reinado con Jaco Pastorius aunque, en realidad, sus instrumentos eran diferentes: Pastorius tocaba el novedoso fretless (con diapasón sin trastes y capaz) mientras que Swallow porfiaba –aún lo hace– con el bajo tradicional –aunque con seis cuerdas en lugar de las cuatro habituales–. “Lo conocí en 1978, cuando estudiaba, y él, además de mi maestro, fue mi mentor”, cuenta Scofield. “Siempre fue un músico especial, con un sonido y un estilo absolutamente personales. Mi música no es la misma cuando toco con él o cuando lo hago con otro bajista. Es uno de esos artistas que le da su sello inconfundible a todo lo que hace.”
John Scofield, más allá de su formación jazzística, comenzó tocando rock, como todos los guitarristas de su generación (nació en 1951 y empezó a estudiar guitarra a los 12 años, en 1963). Pero su gran amor es el blues. “De los guitarristas de rock los que más me interesaron, siempre, eran los más influidos por el blues. Creo que empecé a tocar para imitar a B.B. King, pero jamás logré hacerlo bien. En su manera de tocar hay una combinación de despojamiento, síntesis y expresividad que muy pocos pueden lograr. Me gustaban Eric Clapton, Jimi Hendrix y Jeff Beck, por ejemplo, pero no intentaba imitarlos. A B.B. King, en cambio, lo imité todo lo que pude. Creo que ahora, finalmente, me liberé del hechizo. Sigue siendo el guitarrista que más admiro, pero creo que ya tengo, a esta altura, mi propio estilo.”