EL PAíS › EL GOBIERNO Y EL VATICANO
DISCUTEN EL CASO BASEOTTO
Un sendero lleno de espinas
Por Washington Uranga
Las diferencias surgidas entre el gobierno argentino y el Vaticano en torno del caso del obispo castrense Antonio Baseotto no encuentran todavía un canal de solución, aunque de ambas partes se sostiene que “están abiertos los caminos de diálogo”. Iglesia y Gobierno mantienen conversaciones sobre la base de una terna de nombres que el Vaticano debe proponer para que, de entre ellos y de acuerdo con los tratados vigentes, el Gobierno señale quién sería el sucesor de Baseotto. De manera informal se han manejado varios nombres, pero nadie puede asegurar a ciencia cierta cuánto tiempo la situación puede permanecer tal como está al momento. Muy probablemente no habrá novedades hasta tanto el tema haya desaparecido definitivamente de las páginas de los diarios y, en ese sentido, quienes están involucrados en las negociaciones han dado muestras de querer quitarle trascendencia al hecho y llevar todo adelante en el plano de la reserva.
Una prueba de ello fue la poca importancia que adquirió la foto que Baseotto obtuvo en Roma participando de una audiencia colectiva con el papa Benedicto XVI. En su momento el embajador argentino ante la Santa Sede, Carlos Custer, le quitó toda relevancia al hecho. Fuentes cercanas al presidente Kirchner afirmaron lo mismo en esa ocasión, señalando que se trató simplemente de un “besamanos”, de una “cuestión formal” a la que no hay que darle mayor trascendencia.
Simultáneamente, al embajador argentino se le encomendó transmitirle al Papa la disposición del Gobierno para “fortalecer” las relaciones con el Vaticano. Tanto Custer como el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, se han encargado en las últimas semanas de subrayar los “excelentes” términos de la relación que existe entre la Argentina y la Santa Sede, por encima aun de los desacuerdos que se plantean en el plano local entre algunos obispos y la Casa Rosada.
El viaje de Baseotto a Roma fue leído como un intento del obispo castrense para obtener apoyo del Vaticano. Si bien ello no ocurrió formalmente porque Baseotto no fue recibido en audiencia por el Papa ni por altas autoridades del Vaticano, el obispo castrense se consideró satisfecho con la foto obtenida junto a Benedicto XVI y publicada en los diarios argentinos. A su regreso a Buenos Aires, el obispo Baseotto dijo que cuando se acercó para saludar al Papa éste le pidió “que siga luchando por el don de la vida”.
De manera pública y en ocasión de su visita a Roma para participar de la ceremonia de asunción del nuevo Papa, el presidente Kirchner afirmó que “para el gobierno argentino el tema (Baseotto) es irreversible y está terminado”. En el mismo tenor se expresan otros altos funcionarios y de la Cancillería. Sin embargo, aun cuando se le hayan quitado los atributos y el sueldo de subsecretario de Estado, Antonio Baseotto sigue siendo formalmente obispo castrense.
“Yo no lo digo, lo dice la documentación que viene de la Santa Sede”, dijo el propio obispo al regresar la semana pasada de una breve gira por Europa que lo llevó también hasta Roma. Lo mismo sostienen las autoridades de la Conferencia Episcopal. En términos estrictos y referidos al derecho eclesiástico la afirmación de Baseotto es correcta, dado que sólo al Papa le está concedido designar a un obispo o removerlo de su cargo.