ESPECTáCULOS › ENTREVISTA CON ANA LAAN
“Escribo sobre lo que me pasa a mí”
La cantante y compositora nació en España, pero es portadora de un origen mucho más complejo. Pasó por Buenos Aires “apadrinada” por su pareja, Jorge Drexler, situación que le provocó sentimientos ambivalentes.
Por Karina Micheletto
Faltan menos de dos horas para que salga el avión que la llevará de regreso a Madrid, pero Ana Laan se extiende en la charla, despreocupada. Cantante y compositora, su estilo se suma al de una nueva camada de artistas que mixturan en la canción lo electrónico y lo acústico. En el plano personal, su procedencia es más difícil de determinar. Nació en España, se crió en Suecia, Indonesia y Estados Unidos, su padre es español, su madre norteamericana, su familia antillana, de la isla de Saint Martin. Pero más allá de este origen múltiple que fascinaría a los estudiosos de las identidades desdibujadas, esta mujer llegó a la Argentina con una carta de presentación pesada: es la esposa de otro cantautor, el ganador del Oscar Jorge Drexler. Lo cual, claro, contará más adelante, tiene sus pros y sus contras.
En su última visita a la Argentina, Ana Serrano van der Laan (tal su nombre completo) tuvo dos presentaciones importantes. La primera, como invitada del show de su esposo (ya lo había acompañado el año pasado y en 2001), donde sorprendió con su versión de Marigold, un tema donde va armonizando un cannon... con ella misma. “Trabajo con un aparatito muy sencillo, un sampler en el suelo, con un pedal. Lo voy manejando con el pie, grabando y superponiendo voces”, cuenta. “Ahora que lo pienso, no tendría que contarlo tan detallado, para que no me copien”, se ríe. “Sería inevitable: la tecnología es para compartir.” La otra fecha fue la de la presentación oficial de su disco Orégano (editado en la Argentina por Random), en un local de Puerto Madero, en la que fue su primera actuación solista en el país. “Fue muy lindo pero yo estaba nerviosa, porque Buenos Aires es una ciudad con un nivel musical muy alto y tenía miedo de no estar a la altura. Esas tonterías que uno se inventa, porque al final lo que importa es que tengas algo para decir”, asegura. “Al comienzo fue difícil porque en el lugar había mucho ruido, pero eso es algo que respeto: entiendo que cuando subes al escenario no tienes derecho a nada, si es un bar, hay una barra y están conversando te los tienes que ganar. Eso es lo que traté de hacer.”
El disco que vino a presentar abunda en mezclas de sonidos y texturas, loops y ensambles vocales, con un estilo que –forzando una referencia criolla– podría pensarse cercano al de Juana Molina. Excepto una canción tradicional sueca, Utl var hage (En nuestro jardín), de la que Laan hace una versión propia, todos los temas fueron escritos por ella en español, con una temática general femenina y algo oscura. “Escribo sobre cosas que me pasan a mí, aunque no hay una traslación literal, claro. Orégano habla de una mujer tremendamente frustrada, y ha habido momentos en mi vida en que como pareja o como madre me he podido sentir así, pero no es la constante. Yo elijo lo que resalto o lo que exagero”, aclara.
Antes de lanzar su disco solista, Laan paseó por el under madrileño a Rita Calypso, un personaje ficticio creado por el sello discográfico independiente español Siesta. “Rita es una mujer fatal, de pelo negro, labios carnosos, una devora-hombres que se dedica a depredar amantes multimillonarios en la Costa Azul, les canta covers de canciones del ’60 y del ’70 en sus yates. Es un personaje glamoroso y frívolo”, cuenta Laan. “Me llamaron para interpretarlo y me encantó, sacar un primer disco solista sin tener que dar la cara me sirvió para aprender a grabar, a adueñarme de una canción... ¡y es muy divertido poder ser tan frívola alguna vez! (se ríe). Ahora tengo una idea de que Rita y Ana salgan de gira juntas, que una telonee a la otra, veremos, tendrán que ponerse de acuerdo.”
–¿Qué ventajas y desventajas tiene portar tantos orígenes?
–Lo bueno es el enriquecimiento que supone el acceso a varias culturas, abre mucho la mente. En mi caso, básicamente la escandinava, laanglosajona y la latina, que ya es un montón. La contra es que no perteneces a ningún sitio, y eso a veces genera mucha confusión, una sensación de estar perdido, que también reconozco en otras personas desarraigadas. Eso dificulta muchas cosas en tu vida, desde elegir donde vives hasta formar una familia.
–¿Y no se le mezclan los idiomas?
–Sueño en inglés, cuento en inglés, cuando me enfado grito en inglés, es el idioma emocional. Pero en mi vida cotidiana, salvo con mi hijo y con mi madre, con quienes hablo en inglés, uso el español. Cuando hablo en español me oigo hablar. Para escribir canciones a veces es un lío, no sé en qué idioma hacerlo, a veces me ha paralizado. Ahora decidí escribir como me salga, creo que el próximo disco será en inglés.
–Kevin Johansen, por ejemplo, lo resolvió resaltando esa mezcla.
–Totalmente, me siento muy cercana a él, de hecho somos amigos. Me da lástima que haya gente que le critique cantar en inglés, y no entienda que es algo orgánico. Ahora tengo una canción nueva en dos idiomas, inspirada en maquetas del último disco de Kevin.
–Llega con una carta de presentación pesada: ser la esposa de Jorge Drexler. ¿Cómo lo maneja?
–Es la primera vez que nos manejamos así, en diez años que estamos en pareja. Pero mi disco salía en la Argentina y hubiera sido absurdo hacer todos lo posible para que nadie se enterase de que soy la mujer de Jorge. Hasta hubiera sido extraño que él no me avalara musicalmente, podía incluso dar a pensar que no le gusta lo que hago. Te imaginarás que en tantos años nos hemos ayudado mucho mutuamente, pero yo tenía cierto pudor de que se pensara que lo estaba utilizando. Efectivamente él me ha abierto puertas, posiblemente no estaría haciendo esta nota si no fuera su mujer. Pero, una vez abiertas esas puertas, depende de mí. A Jorge también le pasaron la posta, Sabina lo ayudó, hay una tradición bonita de postas en la canción de autor. En un plano más íntimo, para mí es duro: tengo que hacer un esfuerzo consciente para no compararme con él, para no sentir que me hace sombra, estando en el lugar en el que está. No sé si soy objetiva, pero creo que hoy por hoy Jorge es uno de los compositores más importantes en lengua española. Y yo sé que le costó mucho llegar hasta aquí. Por eso me he emocionado mucho al comprobar cómo lo quiere la gente aquí.
–¿En qué cosas se ayudan mutuamente?
–Un artista siempre es una persona muy insegura, y hay muchos momentos de duda. Con toda la polémica de los Oscars, Jorge se sintió muy solo y asustado. Era increíble que lo hayan nominado para un premio al que muy poca gente llega, y que la estuviera pasando mal. Ahí sentí claramente que debía apoyarlo. “Es tu derecho y no tu obligación ir a los Oscars, aunque no estés de acuerdo con la gestión de tu canción”, le dije. “Imagínate si te lo dan, sería terrible no estar ahí, no te lo vas a perdonar nunca.” Son esas palabras que se necesitan en los momentos de tormenta. De la misma forma, en un momento de la grabación de Orégano sentí que me estaba yendo a algo muy acústico, y hubo una impasse. Jorge también supo darme el apoyo que me ayudó a encaminar el trabajo.