EL PAíS › LA PELEA POR LA FECHA DE LAS ELECCIONES BARRIALES
Todo sea por las comunas
Por Santiago Rodríguez
Los porteños que días atrás se entusiasmaron con la posibilidad de que la Legislatura sancione finalmente la ley de Comunas pueden llegar a sufrir otro desencanto, porque nada parece haber cambiado. Como siempre, el motivo de la discordia sigue siendo la fecha en que se deben realizar las primeras elecciones barriales en la ciudad: el macrismo, el ARI y el ibarrismo con sus aliados pretenden que las autoridades comunales se elijan el 23 de octubre próximo, pero el kirchnerismo prefiere dejarlo para más adelante. La falta de acuerdo está determinada en las conveniencias electorales de cada una de esas fuerzas y podría llevar a una nueva demora en el cumplimiento del mandato constitucional de descentralizar política y administrativamente el distrito.
Los legisladores porteños saben que están en falta porque la misma Constitución de la ciudad establece que la ley de Comunas debía estar vigente a más tardar en octubre de 2001. En diciembre pasado dieron un primer paso para saldar esa asignatura que aún tienen pendiente: la aprobaron en general y se comprometieron a sancionarla en forma definitiva antes de mediados de este año. Al compromiso asumido por los legisladores se sumó también el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, quien en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura la incluyó entre sus prioridades.
La Ciudad de Buenos Aires no será la misma una vez que las comunas empiecen a funcionar: a partir de entonces, el territorio porteño quedará dividido en zonas que tendrán gobierno, atribuciones y presupuesto propios; es decir, parte del poder que en su totalidad radica hoy en la jefatura de gobierno pasará a manos de las autoridades comunales.
La puja por el reparto de ese poder es lo que viene frenando desde el primer día la sanción de la ley de Comunas porque no a todos tienen los mismos intereses. Así, el número de comunas o la división geográfica del distrito que en términos políticos le conviene a determinado partido, perjudica a otro. Y lo mismo ocurre con la fecha de realización de las elecciones.
Se suponía que el miércoles pasado, como resultado de una búsqueda de consensos que llevó meses, la Legislatura iba a sancionar finalmente la Ley de Comunas. La noche anterior los bloques mayoritarios habían acordado dividir la ciudad en doce zonas, pero horas más tarde el kirchnerismo desconoció lo pactado.
Orden de arriba:
Los kirchneristas volvieron sobre sus pasos después de reunirse con el hombre del jefe de Gabinete nacional, Alberto Fernández, en la administración porteña: el secretario de Descentralización, Héctor Capaccioli. El argumento que dieron fue que el mapa de comunas acordado no era el ideal, aunque desde los otros bloques mayoritarios advierten que la razón de fondo es que no quieren elecciones en los barrios este año.
“Desde el gobierno nacional se instruyó a los legisladores del kirchnerismo para boicotear la ley de Comunas, ya que no les convendría que se realicen las elecciones comunales al mismo tiempo que las legislativas de octubre”, denunció la titular del bloque macrista de Compromiso para el Cambio, Gabriela Michetti. También Fernando Cantero, del ARI, acusó a los kirchneristas de haber cambiado de posición porque “no le convienen los tiempos electorales”.
Aunque dijo que “lo conveniente sería que las elecciones comunales fueran en 2006”, Capaccioli negó a Página/12 que ese haya sido el motivo del cambio y profundizó la línea argumental de que la división territorial acordada no era inadecuada. “Cómo puede ser que el casco histórico noforme parte de la misma comuna y quede dividido por Rivadavia”, se preguntó y puso otro ejemplo: que la cancha de Argentinos Juniors –justamente el equipo de los amores de Fernández– aparece fuera de la comuna en la que está La Paternal.
“Capaccioli sabe tanto de descentralización, como yo de golf; a Argentinos Juniors se lo conoce como el equipo de La Paternal, pero el barrio de su cancha es Villa Mitre”, se enojó el socialista Roy Cortina, presidente de la Comisión de Descentralización de la Legislatura, quien aseguró a este diario que el funcionario “no estuvo en ninguna de las 47 reuniones que hicimos en los barrios para elaborar la ley con los vecinos y boicoteó sistemáticamente nuestro trabajo”. También desde el gobierno porteño se mostraron indignados con la marcha atrás del kirchnerismo.
La pelea se entiende al repasar lo que en teoría les conviene a unos y otros. Que las elecciones comunales se hagan este año, va a contramano de las estrategia del presidente Néstor Kirchner de nacionalizar la campaña como parte de su planteo de que el próximo 23 de octubre se plebiscita su gestión. Elegir autoridades barriales implicaría municipalizar los comicios y eso es justamente lo que Mauricio Macri quiere. En el entorno del empresario explican que su principal fortaleza son los asuntos de la administración porteña y que, por lo tanto, sacaría mayor ventaja si ese fuera el eje de la elección. En el ARI también hacen cálculos: Elisa Carrió aparece bien posicionada en las encuestas y que, en su condición de candidata a diputada, su nombre aparezca en mayúsculas en las boletas de ese partido ayudaría a traccionar votos en los barrios.
Distanciados ahora del kirchnerismo, también los ibarristas estiman que les conviene que en octubre haya elecciones para las comunas. En la jefatura de gobierno afirman que Ibarra mide bien en lo que se refiere a gestión y especulan con que puede ganar posiciones en un comicio de características municipales. Estiman, además, que en ese caso se abriría el juego a una serie de actores políticos y sociales que hoy no están incluidos en la discusión electoral, que el ibarrismo podría incorporar a su entramado para fortalecerse.