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“Yo te doy una mano”, suele ser la frase que se puede escuchar de boca de una persona hacia otra muy querida. “Es la mano derecha de aquél”, también se acostumbra a explicar más precisamente en el ámbito laboral. O en el caso de que el vínculo sea por un sentimiento muy profundo, la expresión “cuando necesités una mano, contá conmigo” siempre aparece desinteresadamente. Entre esas situaciones se encontró ayer Vélez, quien se llevó la victoria de la cancha de River a partir de una mano de Javier Gandolfi, que desembocó en el penal convertido por Lucas Castromán.
La jugada sucedió a los 12 minutos del primer tiempo. La pelota había tomado altura dentro del área de River, y luego de picar dio en la mano de Gandolfi, que no pudo controlarla. El árbitro Daniel Giménez interpretó que el defensor tuvo intención de sacar ventaja, y sancionó la falta para los visitantes. La decisión sorprendió a todo el estadio, debido a que claramente se observó que la pelota le pegó a la mano y no al revés. Y por esa mano los de Liniers dieron un paso más hacia el gran objetivo, que tiene como destino el título del torneo Clausura.
En definitiva, esa mano terminó siendo la diferencia entre el plantel conducido por Miguel Russo y el equipo alternativo que presentó ayer River, que tiene como meta principal la Copa Libertadores. A pesar de que el ganador dominó el desarrollo del primer tiempo, no pudo evidenciar una gran superioridad sobre River, que mostró más decisión en la segunda parte, aunque le faltó claridad para provocar peligro real en el área de Sessa. En el fútbol local, aunque se queje del penal de ayer, a River no le va nada bien: lleva 7 fechas sin triunfos (5 derrotas, 2 empates).
Por el error del árbitro, el desempeño de Vélez ayer puede verse opacado. El ganador ha demostrado a lo largo del campeonato que no necesita que nadie le tienda una mano para consagrarse como el mejor. En todo caso, la mano del director técnico para elegir el sistema de juego adecuado es la mejor decisión para que Vélez se encamine hacia el éxito. Por ejemplo, haber ubicado a Castromán como delantero fue un gran acierto del entrenador. Precisamente, eso le permitió que Jonás Gutiérrez se convirtiera en el volante derecho del equipo, y una de las piezas fundamentales en este certamen. El despliegue de Gutiérrez ante River fue determinante para que el equipo se haya vuelto a dar la mano con la victoria, luego del traspié sufrido ante Instituto la semana pasada.
Además del penal, Vélez pudo haber aumentado la diferencia con un cabezazo de Rolando Zárate y una media vuelta de Castromán. Luego, otra vez Zárate casi convierte de tiro libre, y después Costanzo salvó dos veces su arco ante Zárate y Fuentes.
River buscó salir de su campo en el segundo tiempo, pero Sessa sólo tuvo que exigirse ante un remate de Rojas. Antes, Gandolfi desvió un cabezazo que salió al lado del palo. A los hinchas de Vélez no les importó si alguien les dio una mano para desatar el festejo. Ellos saben que la felicidad plena está más cerca. No habrá sido la mano de Dios, ni tampoco la mano del Diablo, tan recordadas por Maradona, pero la mano de Gandolfi –o de Giménez– quedará marcada en esta excelente campaña de Vélez.

River 0
Costanzo; Rojas; Gandolfi; Gerlo; Mareque, Ahumada; Ledesma; Sambueza; Patiño; Almerares; Sand.
DT: Astrada.

Vélez 1
Sessa; Cubero; Pellegrino; Fuentes; Bustamante; Gutiérrez; Somoza; Bravo; Gracián; Castromán; R. Zárate.
DT: Russo.

Estadio: River.

Arbitro: Daniel Giménez.

Gol: 13m, Castromán (V) de penal.

Cambios: 45m, F. Higuaín (4) por Almerares (R); 52m, G. Higuaín (5) por Sambueza (R); 73m, M. Zárate por Castromán (V); 79m, Méndez por Patiño (R) y Bustos por Gracián (V); 87m, Centurión por Bravo (V).

Recaudación: 122.875 pesos.