EL PAíS › JORGE YOMA, SENADOR
“Al PJ hay que notificarle que no existe más”
Siempre polémico, el riojano no pierde oportunidad para disparar sobre el gobernador Maza y, claro, Carlos Menem. También critica a Kirchner por su política provincial pero lo respalda en el orden nacional. Propone una Asamblea Constituyente que “refunde la República”, empezando por la Justicia.
Por Eduardo Tagliaferro
Frontal y desprejuiciado, el riojano Jorge Yoma no duda en sostener que el verdadero plebiscito del presidente Néstor Kirchner tendría que pasar por un “nuevo pacto federal” y una “refundación de la República” en una nueva Asamblea Constituyente, y no por sumar adhesiones “de los viejos caudillos” provinciales o municipales. Cuestiona al gobierno nacional por su apoyo al gobernador riojano Angel Maza, de quien dice que “es lo mismo que Carlos Menem” y afirma que al Justicialismo, como partido, sólo le falta notificarse legalmente de que no existe más. Señala que apostar a nuevas formas de representación popular, como el juicio por jurados y la democracia directa, sería respetar la revuelta del 2001.
–¿Por qué el gobernador riojano Angel Maza puede presentarse como adalid de la nueva política?
–No me preocupa que Maza se incorpore al proyecto del presidente Kirchner. Si esto fuera cierto se avanzaría con una justicia independiente, dejarían de asesinar a gente en las comisarías, se respetarían los derechos humanos, dejarían de afanar, pasarían muchas cosas buenas si este régimen decadente y feudal siguiera las políticas del presidente Kirchner. Pero esto no es cierto. Desde el área política del Gobierno se compran una truchada. En La Rioja el proyecto del Presidente se Mazifica, con “z”, en lugar de renovarse la política y las instituciones. Mi postura en este tema expresa a la mayoría de las fuerzas políticas de la provincia, al radicalismo, al Partido Comunista, al Partido Intransigente, a mi partido el Frente con Todos. Estamos condenando como, con el aval del Ministerio del Interior, se está llevando adelante el proceso político en La Rioja. Esto no me llevará a retacear mi apoyo al presidente Kirchner, que en el país está gobernando bien. El plebiscito sería proponerle al país una refundación institucional.
–En la provincia de Buenos Aires también hay viejos caudillos que se presentan como lo nuevo.
–Este es el error. No se puede simplemente recolectar adhesiones. Esas adhesiones las tuvo Carlos Menem, Fernando de la Rúa. Estamos hablando de personajes que hace más de 20 años están en sus puestos. Ellos venden su adhesión al poder central. Los ministros, en este caso el del Interior, creen que son eficientes si se convierten en delegados de ellos ante el poder central. Kirchner viene a transgredir estos códigos anacrónicos y corruptos. Por eso me extraña que el plebiscito de la gestión del Presidente se haga mimetizando a Maza en La Rioja, o a algún otro cachivache en otras provincias. Yo voy a pelear, como lo hice antes, contra Menem, contra Maza, vayan juntos o separados. Lo que no haré es confrontar contra Kirchner, sería una incoherencia de mi parte.
–¿Recuerda algún momento en el que las cámaras parlamentarias hayan estado tan pendientes de lo que haga el Ejecutivo?
–No recuerdo tan poco protagonismo de las cámaras legislativas en la vida institucional del país y eso no es achacable al Ejecutivo. Nadie quiere un Parlamento que confronte, este gobierno no da margen para confrontar, pero está claro que el Congreso está domesticado. Estamos frente a un momento maravilloso para tener mayor protagonismo parlamentario. Pasa muchas veces por comodidad de las autoridades legislativas que se limitan a sacar leyes.
–Por ejemplo, las reclamadas por Blumberg.
–La mayoría de ellas no las voté. En este punto soy zaffaronista, creo que debe haber un Código Penal con pocas penas y muy concretas. Los delitos que tienen su génesis en el conflicto social, no se solucionan con el código penal sino con políticas sociales. El Parlamento se caracteriza por tomar los diarios como motivo de sus proyectos, así es que le piden, por ejemplo, el juicio político a Bruzzone.
–Lo pidió el ex ministro de Justicia de Carlos Ruckauf, el diputado Jorge Casanovas, sin más fundamentos que las publicaciones periodísticas.
–Pero también pasa con la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Se equipara por ejemplo el accionar del terrorismo de Estado con otros delitos. Una cosa es el perdón, por ley o decreto, hacia los genocidas y otra cosa es meter todo en la misma bolsa, entre ellos quienes puedan haber cometido delitos comunes de alguna organización armada. Creo que el paso formidable fue la ratificación del convenio de imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad. El segundo paso tendría que ser la derogación de los indultos y creo que hay que derogarlos por una ley del Parlamento.
–Pero en Diputados, por ejemplo, es el PJ el que se muestra reacio.
–Creo que no se quiere limitar la facultad presidencial. Yo estoy planteando que no puede haber perdón a los genocidas. Es parte del derecho argentino la imprescriptibilidad de estos delitos. Aunque sea testimonialmente, el Parlamento tendría que dar una señal. El bloque oficialista está esperando una señal del Ejecutivo y como éste dice que hay que hacerlo ante la Justicia, por eso no se define. Estoy de acuerdo con que tal vez sea cuestionable la derogación de una norma por el Parlamento, pero la señal política sería fabulosa. Yo estoy trabajando en un proyecto que vaya en este sentido. Era diputado cuando se sancionaron los indultos y me manifesté en contra, no hago más que ser coherente con ello.
–La excarcelación de Chabán volvió a poner a la Justicia en el primer plano. ¿Se puede demorar la renovación de la Justicia?
–Más allá del fallo que excarceló a Chabán, fallo que no comparto, yo no tengo ninguna duda de la honestidad intelectual de Gustavo Bruzzone y de Laura Garrigós de Rébori. No tengo la mínima duda de ellas, además de la estatura intelectual de Bruzzone a quien nosotros invitamos cuando se discutió la implementación del juicio por jurados. Creo que éste es el momento para implementarlo. La manera de que la gente vuelva a creer en la Justicia es que el pueblo participe en la sanción de los delitos. Tenemos dictamen de comisión, el Gobierno lo anunció, consultamos a todos los especialistas donde el sistema se lleva adelante. En la próxima sesión voy a pedir el tratamiento del proyecto. Tanto lo de Cromañón como la liberación de María Julia son episodios que llevan a reaccionar visceralmente a la gente. La única manera de que la gente acepte el sistema de premios y castigos es que participe de la sanción de los delitos. Junto al recambio de la Corte, el juicio por jurados es uno de los impulsos más transformadores del presidente Kirchner. Los senadores estamos demorados con esto. Se lo planteé al jefe del bloque, Miguel Pichetto, y a la senadora Cristina Kirchner, incluso ella creo que ya se reunió con los familiares de las víctimas de Cromañón. En la Justicia penal, creo que el pueblo tiene que ser protagonista.
–¿No teme que la manipulación del humor social a través de los medios pueda tergiversar la iniciativa?
–Y qué nos hace pensar que un juez técnico no recibe la misma presión mediática. Todos estamos expuestos a esa presión. No quedan dudas de que tenemos que producir un cambio estructural en materia de justicia. Si no, cada día se degradará más la creencia del pueblo en un sistema de normas. Corremos el riesgo de no ser una sociedad.
–Precisamente a ese abismo nos acercamos en el 2001.
–Si hubo una bisagra en el 2001 fue la presencia del pueblo en la calle. A partir de allí el gran mensaje en la vida institucional tiene que ser la participación popular. Hay que cambiar las reglas de juego del sistema democrático, en lo que hace a los mecanismos de representación popular, la posibilidad de la revocatoria de quienes no cumplen. Institutos que permitan avanzar en la democracia directa, tal como lo establece laConstitución. El pueblo tiene que ser protagonista de toda la vida institucional.
–¿Es muy descabellado pensar en declarar en comisión a toda la Justicia federal para refundarla?
–El Presidente tiene toda la legitimidad para convocar a una Asamblea Constituyente en la que plasme su proyecto de país en una Constitución y en la refundación de la República. Ese sí sería un verdadero plebiscito. Un cambio estructural de las normas institucionales, respetando por cierto todas las formas democráticas. En ese marco habría que plantear las propuestas de reformulación de la Justicia, del Parlamento. No un hecho aislado, que se pueda pensar como el manotazo del poder hacia la Justicia, sino como la refundación de la República. Eso sería tomar nota del estallido del 2001. Esto daría a las instituciones el protagonismo popular del que hoy carecen. El Parlamento, por ejemplo, no tiene ningún protagonismo popular. Por mis pares tengo el mayor de los respetos, soy parte de este sistema institucional, pero creo que hay que refundar las instituciones. Llegando a las provincias argentinas, terminar con los feudos y formalizar un nuevo pacto federal. Todavía no se ha tomado nota de la presencia del pueblo en la calle.
–¿El PJ como partido nacional tiene destino?
–Para mí a los partidos políticos nacionales, incluido el Justicialista, o fundamentalmente el Justicialista, sólo falta notificarlos de que no existen más. Seguro que se avanzará hacia nuevas formas de representación política que respeten la democracia plebiscitaria. Más aún en las provincias donde se pide inscripción para partidos con el padrón del Plan Jefas y Jefes de Hogar, como sucedió en La Rioja.