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El festival de Venecia premió el “cine social”

El León de Oro quedó en manos del director Peter Mullan, más conocido como actor fetiche de Ken Loach. El británico encaró en “The Magdalene sisters” una furibunda crítica contra la Iglesia. “La virgen de la lujuria”, de Ripstein, obtuvo una mención especial.

Desde Venecia
La Mostra de Venecia terminó con dignidad y dispersó los peores augurios. Organizada en apenas cuatro meses, y con Silvio Berlusconi acosando en las sombras, las expectativas estaban puestas en el nivel que pudiesen alcanzar los films en competencia. En este rubro el festival obtuvo un aprobado, y los premios, en general, estuvieron en concordancia con esa sensación de conformidad. El jurado presidido por la actriz china Gong Li premió con el León de Oro a The Magdalene sisters, largometraje del británico Peter Mullan, un hombre que, fundamentalmente a través de sus trabajos como actor, fue delineando su perfil dentro de los cánones del cine “comprometido”. La estadounidense Far from heaven (de Todd Haynes) y la surcoreana Oasis (de Lee Chang-dong) también pueden asumirse como ganadoras, ya que obtuvieron galardones menores por partida doble. En la sección competitiva paralela “Controcorrente”, dedicada a trabajos con lenguaje y tratamiento no convencionales, obtuvo una mención especial La virgen de la lujuria, del mexicano Arturo Ripstein.
Mullan es un protagonista habitual de largometrajes con un marcado contenido social en el Reino Unido. Participó en varias películas de Ken Loach, de quien se considera un discípulo y con cuyo film My name is Joe (estrenada en la Argentina como Mi nombre es todo lo que tengo) logró la Palma de Oro como mejor intérprete en Cannes en 1998. The Magdalene sisters, que figuraba entre las favoritas, como adelantó Página/12, está centrada en el maltrato al que son sometidas unas adolescentes en un convento católico en la Irlanda de fines de los ‘60, y está planteada como una dura crítica a la Iglesia Católica, institución que por boca del diario L’Osservatore Romano la calificó de “provocación rabiosa y rencorosa”.
Venecia reconoció una vez más el notable crecimiento del cine asiático, en este caso de Corea del Sur, gracias a Oasis, de Lee Chang-dong, que obtuvo el Premio al Mejor Director y el de mejor intérprete emergente, la actriz Moon So-ri. La película cuenta la historia de amor entre un delincuente con retraso mental y una joven con parálisis cerebral. Far from heaven, el correcto melodrama “a lo Douglas Sirk” del estadounidense Todd Haynes, vio premiada como mejor actriz a Julianne Moore, sobre la que no había dudas de que se llevaría el galardón, dado su magnifico trabajo en esta crítica de la sociedad acomodada e hipócrita de Estados Unidos en los años ‘50.

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Con su segundo film, Mullan ya tiene motivos para festejar.
El jurado estuvo presidido por la actriz china Gong Li.
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