EL PAíS › RADIO PASILLO

Misceláneas

Un Adolfo Rodríguez Saá sobrenatural. La lecherita de Comodoro Py para los secretarios que hierven. Salvi dejó a Menem para festejar el segundo puesto. Lo Vuolo, blues y discreción . Balestrini de la platea a la popular. El Lole Reutemann le dijo lola al Gobierno. El chiste de Internet.

 Por Diego Schurman

Manosanta
Se llama Poderes. Se promociona como una revista para “el bienestar del cuerpo, la mente y el alma”. Pero en su tapa no aparecen las fórmulas del Sai Baba sino “los poderes sobrenaturales de Rodríguez Saá”. Sí, sí, junto al horóscopo chino del amor y el perfume que aumenta la seducción, aparece en “exclusivo” la radiografía del candidato “energético” y su capacidad para “penetrar la mente” a través del “poder” de su mirada. A-di-an-chi, a-di-aaaaaaaaaaaanchi.

Lecherita
En algunos despachos de Comodoro Py, son muchos los que no ven la hora de que llegue la primavera. Y Oscar Aguirre, secretario del juzgado que ocupaba Adolfo Bagnasco, es uno de ellos. El hombre inició en 1999 un pedido a la administración de la Corte para que le arreglen el enclenque radiador de su oficina, que está pinchado, moja el piso, y lo único que calienta son los ánimos. Es que el expediente con el reclamo al Máximo Tribunal ya tendría 200 fojas pero la respuesta ni una sola línea porque nunca llegó. Eso sí, al mal humor buena cara: ¿qué hace Aguirre cuando, por ejemplo, desfilan por allí María Julia Alsogaray u alguna otra persona citada a declarar? Sencillo: ubica una vieja lecherita debajo del pinchado radiador y santo remedio.

Sr Juez...
Un día antes de la indagatoria de Carlos Menem, su abogado Oscar Salvi se presentó a la Justicia para pedir una prórroga. Tenía un importante viaje que hacer. Pero el juez Julio Speroni fue cerrado en su negativa. “O se presenta o lo mando a buscar con la fuerza pública”, señaló el magistrado. Fue entonces que Salvi encontró la manera de sortear tan importante cita: hizo un acta para que Martín Menem, también abogado y sobrino del ex mandatario, quedara como su reemplazante. Recién cuando obtuvo el okey del juez pudo saciar su urgencia: viajar a Indianápolis para seguir desde la tribuna a la selección argentina de básquet.

Gracias Internet
Otra vez la web nos aporta chistes. Acá va uno que viene circulando hace un par de semanas:
Un argentino entra a un negocio de antigüedades en una callecita de San Telmo. Pasa un tiempo mirando los objetos en venta y descubre una escultura de una rata. La estatua es del tamaño de una rata de verdad ytan bien detallada y única que el hombre la agarra y pregunta al dueño del negocio:
–¿Cuánto cuesta?
–Cincuenta pesos por la rata y mil por la historia que la acompaña.
–Quédese con la historia yo compro sólo la rata.
Habiendo completado la transacción el argentino se va del negocio con su escultura de la rata bajo el brazo. Cuando cruza la calle, frente al negocio, dos ratas vivas salen del desagüe de la calle y comienzan a seguirlo. El hombre se pone nervioso cuando las ve y comienza a caminar más rápido. Sin embargo, cada vez que pasa por un desagüe más ratas salen y lo siguen. La gente comienza a señalarlo y a comentar. El camina más rápido y pronto comienza a correr. Mientras tanto, toneladas de ratas salen desde los desagües, los sótanos, los lotes vacíos y los autos abandonados. Miles y miles de ratas casi le pisan los talones. El mira la orilla del Río de la Plata y comienza a correr lo más rápido que puede. Pero no importa que tan rápido corre, las ratas lo siguen chillando de una manera horrible. Cuando el hombre llega a la orilla del río las ratas que lo siguen cubren 12 cuadras de la ciudad. El hombre da un salto olímpico hacia un poste de electricidad, se agarra al poste con un brazo y con el otro lanza la escultura al río con toda la fuerza que le da su brazo. Sube las piernas, se abraza al poste y observa admirado cómo las miles de ratas se lanzan al río y se ahogan.
Temblando y murmurando para sí mismo, regresa al negocio de antigüedades.
El dueño lo ve y le dice:
–Ah, ¿regresaste a que te cuenta la historia?
–No –responde el tipo–, quiero saber si tiene una escultura de Menem.

Indiscreciones
Entraron prestos y haciendo cintura entre las mesas cuando las luces bajaron su intensidad. En el Casual Bar, en Cabrera al 3800, había promesa de blues y no se querían perder el show. Pensaban que no los iban a descubrir, o, mejor dicho, quizá temían que ello sucediera. Por eso antes de que Miguel “Botafogo” Vilanova terminara de hacer los últimos acordes de guitarra, Rubén Lo Vuolo, el economista preferido de Elisa Carrió, y la radical Laura Mussa, abandonaron el lugar.

Cambio de hábito
Recuerda aquellos años, muchos más tranquilos que ahora, por su puesto, cuando veía los goles de Carlitos Bianchi desde la platea. Los banquitos todavía no eran azules ni el Amalfitani tenía todas las comodidades que vinieron con las reformas para el Mundial ‘78. Pero los años pasaron, y el hombre, que ya no transita tan inadvertido, debió cambiar los hábitos. Hoy, para poder disfrutar a pleno de un partido completo de su Vélez querido, Alberto Balestrini, el intendente de La Matanza, dice que se saca el traje y la corbata y su ubica, silbando bajito, en un rinconcito tranquilo de la popular. Ver para creer.

Se terminó el sueño
Ocurrió días atrás. El secretario privado de la Presidencia, José Pampuro, se trasladó hasta los pagos de Carlos Reutemann para intentar persuadirlo, una vez más, a que se presente como el candidato de la unidad del peronismo. El gobernador de Santa Fe, quien en el último mes dijo más veces “no” que una novia difícil, no cambió de libreto. Le dijo que éste no era su momento y que aunque finalmente se suspendan las internas abiertas –como ya es vox pópuli en el mundillo político– no imagina su futuro en la Casa Rosada. Fue entonces que el funcionario de Eduardo Duhalde se volvió para su casa con la certeza de que el sueño de reclutar a la “esperanza blanca” se había terminado.

* Colaboraron Adriana Meyer, Nora Veiras, Martín Piqué y Victoria Ginzberg.

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