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El canto comprometido de Teresa Parodi y las canciones de Jairo, que esta vez ofreció un renovado repertorio en su segunda presentación coscoína, levantaron la temperatura de la plaza Próspero Molina, en la fría octava y anteúltima luna, que contó con una asistencia aproximada de 3500 personas. Anoche, al cierre de esta edición, Los Nocheros concretaban, con entradas agotadas, su primera actuación, y hoy cerrarán el festival.
En Cosquín muchas cosas son previsibles, menos el clima. Luego de un día con lluvia incesante, un par de horas antes de la apertura de la velada festivalera el cielo se abrió y tranquilizó a los organizadores, siempre sensibles a la posibilidad de que cualquier contratiempo ahuyente al público. Cuando estaban despuntando las primeras luces del día, los cantores populares seguían ofreciendo su música en la Plaza Próspero Molina y en los distintos rincones de una ciudad que, durante nueve días, parece inscribirse en un mundo aparte. Teresa Parodi está plantada claramente en este mundo, y en este país. Desplegó un corto set de canciones que dejaron un mensaje de esperanza en estos difíciles momentos que vive el país. Con particular vigencia, su tema “Resistiendo”, dice “...nos han robado hasta la primavera, pero no pueden con nuestra canción...”. Parodi le regaló a su público un puñado de las canciones que quería escuchar: “San Cayetano” (una súplica de paz y trabajo), “Creo”, “Esa musiquita”, “Vamos canta compañero” y, como bis, una emocionante versión de “Resistiendo”, ahora con el canto final del público, que lo coreó permanentemente.
Jairo ya había actuado, con buena respuesta de sus admiradores (que fluctúan en sus gustos entre el folklore y la música melódica) el viernes pasado. Anteanoche se presentó fuera del horario de transmisión televisiva, y le agregó nuevos condimentos a su show. “Yo quiero un caballo negro”, “Duerme negrito” y “Soy libre soy vuelo”, se sumaron a “Antiguo dueño de las flechas”, “Subo subo”, “Caballo loco” y “La saeta”, seguidos de “Zamba para Cruz del Eje”, interpretada junto con su hermano Jorge (muy buen cantor), con el que a pedido de la gente tuvieron que agregar “Tiernamente amigos”, de Víctor Heredia. El final volvió a poner al público de pie, a pesar de la hora (cerca de las cinco de la madrugada), con el “Ave María”, una de las piezas consagratorias en su carrera. En el comienzo de la octava luna, Cuti y Roberto Carabajal llenaron la plaza de chacareras, zambas y gatos. Muchos de ellos, ya clásicos en Cosquín, como “Pedime que vuelva”, “Hermano Kakuy”, “Perfume de carnaval”, “Entra a mi hogar” y un fragmento de la obra de José Hernández, el “Martín Fierro”, musicalizado por el dúo. Entre los demás participantes de la octava jornada, se destacó el cantor y autor del sur Hugo Jiménez Agüero, quien presentó su espectáculo integral “Patagonia pura”.