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–¿Cómo aceptó participar en la publicidad de una bebida basada en hierbas naturales?
–Tuvo para mí connotaciones bastante trágicas. La filmamos el 20 de diciembre. En ese momento estaba en Uruguay filmando El último tren, con Federico Luppi y Pepe Soriano y de ahí surgió la posibilidad de la publicidad. Vine para acá y caí justo en el momento del paro general y de la renuncia de De la Rúa. En la publicidad me tuvieron colgado de un árbol. Era bastante complicado porque me subieron con una grúa y luego me ataron con arneses para sujetarme. Cuando estaba totalmente atado se larga una lluvia de verano y lo único que pudieron hacer fue alcanzarme un paraguas. La filmación duró dos días, dentro del entorno de la situación sociopolítica que vivía el país. En San Antonio de Areco, aislados. Había una radio y un televisor por ahí; mientras filmábamos recibíamos las noticias que nos desorientaban, de que había renunciado tal y que había muertos. Por seguridad, no me permitieron volver a mi hotel en el centro. Estaba mentalizado a quedarme ahí. A la noche la cosa se calmó, me informaron de un paro general, la filmación se retrasó y volví a Buenos Aires. Parecía que entraba en Kosovo, los coches dados vuelta, quemados, las hamburgueserías incendiadas, el hotel donde paraba estaba trabado con cadenas porque pensaban que podían sufrir las consecuencias.