EL PAíS › EN QUE ANDA LOPEZ MURPHY

Marcha “a paso redoblado y bandera desplegada”

 Por José Natanson

Es el gran fantasma de la clase política, que lo señala como eventual cara civil de la intervención militar que sobrevendría en caso de que el conflicto social se vuelva intolerable. Por diferentes vías, Carlos Ruckauf, en nombre del Gobierno, y Raúl Alfonsín, por el radicalismo, intentaron comprobar el rumor, que fue desmentido terminantemente. Convertido en el nuevo niño mimado de la derecha criolla, Ricardo López Murphy ha decidido renunciar al radicalismo, matizar su discurso neoliberal y construir un nuevo partido que sostenga sus ambiciones presidenciales. Jura que su voluntad es democrática, pero no se cansa de mandar señales equívocas: pronunció aquella frase de que está dispuesto a defender sus ideas “a bandera desplegada, a tambor batiente y a paso redoblado”. Y la junta promotora que auspicia su postulación suele hacer sus reuniones en... el Tiro Federal Argentino.
Sospechas
La frase de innegable espíritu castrense –sumada a la adoración que sienten por él algunos integrantes de las Fuerzas Armadas– lo han ubicado en un lugar único: muchos políticos creen que, si el conflicto social se desmadra, López Murphy se convertiría en la cara cívica de un régimen militar de transición. Consultados por Página/12, los dirigentes de la UCR, donde el economista militó toda su vida, subrayaron su espíritu democrático. “A veces tiene gestos confusos, pero no está en ninguna aventura de ese tipo”, aseguran.
Una alta fuente de Defensa reflexiona. “La mayoría de los militares cobra entre 400 y 1000 pesos por mes. Están más cerca de los cacerolazos que de sostener una política económica de derecha”, dice. “La presión no viene de las Fuerzas Armadas sino de algunos sectores del establishment que perdieron con la devaluación”, agrega. Preocupado por el rumor, Raúl Alfonsín consultó a dos de sus amigos en Defensa: el Ministro Horacio Jaunarena, y el Secretario de Planeamiento, su ex vocero Raúl Borrás, quienes le aseguraron que las versiones eran infundadas. Ruckauf fue más allá y se reunió con López Murphy. “Eso es un disparate”, respondió el ex ministro. Desde luego, una cosa es no alentar un golpe y otra muy distinta no aceptar, llegado el momento, integrar un gobierno cívico-militar. “El no lo impulsa, eso está claro. Ahora, supongamos que se dispara la inflación, vuelven los saqueos, se profundiza el conflicto social y los militares intervienen. Quizás, en ese caso, podría dar una manito”, explica un amigo de López Murphy.
Generales
Hijo de un ex jefe de policía de la provincia, de familia de larga tradición radical, López Murphy nació en Adrogué y estudió en La Plata, donde integró el ala más izquierdista de Franja Morada. Después hizo un posgrado en Estados Unidos. Allí, según un diputado que lo conoce desde esa época, le practicaron el “lavado de cerebro”.
Militó desde chico, fue convencional por la línea que lidera Juan Manuel Casella y siempre cumplió con los ritos partidarios: iba a las reuniones, no fallaba como fiscal. Después se acercó a De la Rúa, heredero de la corriente balbinista en la que militó su padre. Sin embargo, López Murphy prefirió concentrarse en la actividad académica y se mantuvo en los márgenes del partido: no logró articular una línea interna fuerte y apenas construyó una Junta Promotora, que bautizó Leandro N. Alem.
Aún no sabe cuándo, pero la decisión de renunciar al radicalismo y construir un nuevo partido ya está tomada. Sus operadores subrayan la buena relación que mantiene con algunos pesos pesados del partido, como Casella, Horacio Uzandizaga y Jaunarena. Pero los dirigentes que hasta el momento han decidido sumarse a su proyecto son menos notables: el más conocido es Ricardo Yofre, un radical porteño que estuvo cerca de Eduardo Angeloz y de De la Rúa. Lo acompañan, además, José “Pepe” Lladós, ex angelocista y ex Secretario de Planeamiento de Defensa; Francisco Messadri, dirigente bonaerense, y César García Puente, candidato a gobernador en 1973 y muy amigo del padre de López Murphy. En el radicalismo subestiman las chances del proyecto de López Murphy. “Con esos generales no va a ganar ninguna guerra”, asegura un dirigente de la UCR.
Perspectivas
Aunque reconoce que en la Argentina de hoy todo escenario es precario, López Murphy cree que en las próximas elecciones se presentarán tres opciones: una tradicional, encarnada por el PJ y el radicalismo (separados o a través de un frente), una de centroizquierda liderada por Elisa Carrió, y una de centroderecha, en la que tiene puesta sus ambiciones.
El problema, que él mismo reconoce, es su perfil de economista ultraortodoxo, que lo hace indigerible por vastos sectores del electorado. La idea es transformar el perfil, construir una opción de centro y proyectar la imagen de un dirigente independiente, tanto de los partidos políticos como de empresarios y banqueros.
Un ejemplo: Mauricio Macri, que viene trabajando en su propia candidatura, no tendría lugar en su proyecto. “No es nada personal, pero el objetivo es construir un perfil independiente de los poderes, tanto económicos como políticos”, explican cerca del ex Ministro. En cambio, suele conversar con la ex Ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, y aún con peronistas como José Manuel De la Sota y Carlos Reutemann.
Como parte de esta estrategia, que apunta a tomar distancia de su perfil ultraortodoxo, López Murphy fue incorporando a su discurso un capítulo sobre la reforma política (que incluye la eliminación de las listas sábanas y las internas abiertas). Tampoco es casual la presencia en sus equipos de Francisco Delich, ex rector de la UBA y secretario de Educación de Alfonsín y director de la Biblioteca Nacional con De la Rúa.

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Ex ministro Ricardo López Murphy, un economista ultraortodoxo que se lanza a formar su propio partido.
 
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