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“¿Comisario, Yabrán estaba descalzo...?”, preguntó Enrique Sdrech al aire. En la producción se quedaron helados. Hacía menos de media hora, el cartel rojo de Crónica TV había sentenciado el suicidio de Alfredo Yabrán. Sdrech estaba en el piso de Todo Noticias intentando elucubrar teorías sobre su muerte, con un comisario que venía del lugar del hecho. “No –dijo el comisario en comunicación telefónica–, no estaba descalzo, ¿por qué?”. “Porque según la escopeta que usted dice que utilizó para matarse, es imposible que pueda suicidarse porque poniéndosela en la punta de la boca con el brazo no llega al gatillo”, dijo Sdrech. La redacción era un revuelo de helicópteros que salían junto a una cuarentena de productores intentando ubicar fuentes. A los pocos minutos, Sdrech había armado una sólida teoría sobre el no-suicidio de Yabrán, que defendió hasta sus últimos días.
¿Fue Sdrech el último gran periodista policial? ¿Era, con su hablar pausado –en los tiempos finales, casi inentendible–, pero siempre reflexivo y audaz, un retrato porteño de aquel Phillip Marlowe de Raymond Chandler, más parecido al de Osvaldo Soriano? Según Ravanelli, productor de Sdrech en los primeros tiempos, “tenía una forma de cubrir los casos policiales al estilo clásico: volver al lugar, la entrevista en el piso a los testigos, las víctimas y los victimarios”. Para Ravanelli, cubrir el espacio dejado será muy difícil. “Tenía una forma de crónica y de capacidad de denuncia única. Tanto, que construyó en la tele un personaje de ficción”. Como sea, será complicado volver al policial negro después que la tele probó otros géneros (y le quedaron bien).