Carlos Manzi, productor de Houdini –una ilusión musical–, fue mago en su juventud: en los ‘70 abrió, en el barrio del Abasto, La Trampa del Diablo, un teatro de magia inspirado en el Magic Castle de Los Angeles, donde actuó hasta el famoso Fu Manchú. Por la misma época, Manzi enseñó a Pipo Mancera y construyó el baúl en el que se encerró para homenajear a Houdini, imitando su fuga en una edición de Sábados circulares. Acerca de aquel recordado desafío, bromea Angelelli: “Hay que ver que a Mancera lo tiraron al Río de la Plata; además de salir de la caja, tuvo que bancarse esa agua... en eso superó a Houdini”. Luego de dedicarse a la publicidad, Manzi quiso darse el gusto de montar este musical, de modo que, según apunta Angelelli, “la producción está apasionada con este proyecto más allá de cómo resulte desde lo económico, porque es ya una necesidad personal”.