Jueves, 6 de diciembre de 2012 | Hoy
Por Osvaldo Delgado
Un sádico no es un masoquista, y el partenaire del masoquista no es un sádico. Si un sádico se encuentra con un masoquista, no le produce nada porque, si el sádico quiere herirlo y al masoquista le encanta, ¿dónde está la satisfacción? Tiene que ser un partenaire que se angustie para que él logre alguna satisfacción. Si el masoquista, que quiere que le hagan doler, que lo hieran, se encuentra con un sádico que disfruta con lo mismo, tampoco obtiene satisfacción. Tiene que ser alguien que se angustie con eso. Entonces, el partenaire de un sádico o de un masoquista siempre tiene que ser un neurótico que se angustie. Tanto el sádico como el masoquista gozan con la angustia del partenaire.
Masoquismo es tanto el nombre de una perversión como el de una modalidad de la práctica sexual. Los varones creen que la satisfacción sexual de las mujeres es masoquista. Esta es una fantasía masculina. Los varones, como parte de su torpeza estructural, piensan que las mujeres se satisfacen de un modo masoquista y tienen sorpresas en la vida porque esto no es siempre así. Las mujeres, por su parte, tienen una fantasía correspondiente a ésa. Para ellas no se trata de que los hombres se satisfagan haciendo doler o de manera masoquista: esta fantasía se manifiesta en que las mujeres creen en Don Juan. Es más, creen que existe el Don Juan y que es aquel que se puede acostar con veinte mujeres en el mismo día sin ser nunca afectado por el amor. Creen que existe ese personaje, es un nombre del Príncipe Azul. Las mujeres creen que los varones pueden tener encuentros múltiples sin estar jamás afectados por el amor, o sea que pueden entrar y salir de la cama sin ninguna herida. Pero eso no existe. Algunos hacen la impostura, “como si”, pero es una impostura.
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