SOCIEDAD › DENUNCIO UN POSIBLE SECUESTRO

El juez como blanco

La mujer entró al despacho del juez. Y como la empleada le daba vueltas para conseguir que el magistrado la recibiera, fue contundente: “Vengo a avisarle que lo van a secuestrar”. El titular de la Cámara Penal de San Isidro, Fernando Maroto, denunció la existencia de un supuesto plan para secuestrarlo, del que se enteró hasta los detalles más puntuales como el lugar elegido, el día y la hora.
“A esta altura de la vida, ya no tengo miedo”, aseguró a Página/12 el juez, quien además manifestó que no cambiará de hábitos a pesar de la advertencia. En la mañana del jueves, una mujer –presuntamente sería allegada a algún detenido en cuyo caso habría intervenido el magistrado– lo puso sobre aviso de un probable secuestro.
La charla fue muy breve. “Dijo que habían hecho inteligencia previa, pero en realidad saber cómo me muevo es muy fácil”, consideró Maroto. La presentación quedó radicada ante su colega de San Isidro Conrado Bergesio y la investigación la lleva a cabo la Departamental de la zona. Fernando Maroto tuvo a su cargo numerosos reclamos de presos que denunciaban haber sido torturados en dependencias policiales bonaerenses.
“Me dio nombres, lugares y hasta mencionó un hecho relacionado con alguien de mi familia del que no tenía mayor información”, detalló. Y contó que le llamó la atención un incidente ocurrido hace dos semanas en su casa de la Costa. “Encontré los placares abiertos y una ventana sin traba, como si hubieran entrado, pero sin robar nada”, señaló. Y añadió que “no sé si corresponde vincularlo, pero no lo descarto”.
La supuesta banda de delincuentes que cometería el delito operaría en la provincia de Buenos Aires y, según fuentes de la DDI de San Isidro, “se trataría de un secuestro extorsivo ya que, si bien el juez manifiesta no tener dinero, tal vez se apuntaba a un pariente que ellos pensarían que sí lo tendría”.
A partir de ayer, el juez Maroto cuenta con custodia policial y se especula con la posibilidad de una nueva comunicación de la persona que le habría acercado los primeros datos. Estos fueron bastante exactos: hacían mención a un día y hora determinados. “Se puede suponer que esta gente se dedica a esto, por lo tanto no se debe dejar de lado que estén pensando en otras personas”, alertó. Y contó: “Al principio me pareció insólito, aunque luego me di cuenta de que era muy en serio, pero no tengo temor”.

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