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El crimen del médico Felipe Glasman en 2002, quien denunció a las mafias que rodean los servicios médicos en Bahía Blanca, está lejos de resolverse. Si bien el asesino ya fue condenado a 27 años prisión, el o los autores intelectuales del crimen siguen prófugos. Ayer, el fiscal Cristian Long solicitó los arrestos de seis personas, cuatro de ellas directivos de la Asociación Médica de esa ciudad. Dos están acusadas de encubrimiento y las otras cuatro, de fraude, ninguna por planear el crimen. Para Alberto Bovino, abogado de los hijos Glasman, no existirían pruebas para ordenar estas detenciones que, a su criterio, fueron pedidas con “intención distractoria”.

Las personas a quienes el fiscal quiere apresar son Fernando Carignano, presidente de la Asociación Médica de Bahía Blanca (Ambb), cargo que ocupó Glasman durante veinte años antes de ser asesinado, y Jorge Palacio, vocero de la institución. Ambos, según fuentes judiciales, serían para Long “encubridores” del crimen. Los cuatro sospechosos restantes fueron acusados del delito de administración fraudulenta. Se trata de los directivos médicos Oscar Arias y Carlos Vecchi y las contadoras Ana María Battaglia y Graciela Bianchini. La información, destacó Bovino, llegó antes a la prensa que a los abogados de los supuestos sospechosos.

El pedido de Long, a cargo de la Fiscalía de Delitos Complejos de Bahía Blanca, fue elevado a la jueza de Garantías 3, Susana Calcinelli, quien tras analizar la solicitud se excusó de atenderla y ahora la Cámara de Apelaciones designó al juez Alejandro Cantaro, del Tribunal Criminal 2, para analizar la causa. En el escrito de 105 páginas que el fiscal presentó ante la Justicia se argumenta la medida de detención porque “resulta necesaria en tanto, además, de tratarse de delitos en función de cuya pena en expectativa amerita la detención, existen motivos para presumir que los imputados intentarán alterar los rastros del hecho y/o ponerse de acuerdo con terceros y/o inducirán falsas declaraciones”.

Además, el funcionario judicial expresó en la presentación que “Carignano y Palacio ayudaron al autor del homicidio de Felipe Glasman –el ex marino Vicente Guillermo Colman– a eludir las investigaciones de la autoridad durante más de tres años e impidieron la adopción de otras diligencias investigativas que, de haberse tomado en tiempo oportuno, tal vez hubieran aportado datos relevantes. La verdadera intención de Carignano y Palacio fue distraer la atención de la investigación, tornarla inabordable, usarla como arma contra sus adversarios políticogremiales”.

Enterado de la noticia, el presidente de la Ambb, Carignano, dijo que se presentó cuatro veces a declarar en la causa, aunque ningún funcionario judicial lo atendió. “Nosotros nos presentamos a declarar en octubre de 2007, febrero de 2008, marzo de 2009 y el día de ayer (por el lunes), pero el fiscal nunca nos atendió”, detalló Carignano al conocer el requerimiento de Long. “Cómo se explica que personas que se presentan espontáneamente a declarar son pedidas para detener, esto no tiene absolutamente ninguna lógica y además fue negado por el fiscal eludiendo imputación alguna”, agregó.

Carignano aseguró que el fiscal “lo único que busca es ensuciar la reputación de los que dirigimos la Asociación Médica. ¿Cuál es el encubrimiento que nosotros realizamos, cuando fue la entidad que más reclamó por el esclarecimiento del asesinato del doctor Felipe Glasman?”, se preguntó. Por su parte, el abogado de Laura y Eduardo Glasman, los hijos del médico, recordó a Página/12 que ya denunció varias veces al fiscal y pidió su apartamiento de la causa. “No nos deja ver el expediente, nunca tiene pruebas de lo que dice, pero se encarga de que todo el mundo sepa que él hace algo”, apuntó.

Hasta ahora, el único detenido y sentenciado por el Tribunal en lo Criminal 1 de Bahía Blanca es Vicente “Tito” Colman, el hombre que se acercó a Glasman, le disparó en el pecho y lo remató disparándole a la cabeza. Fue encontrado culpable de “homicidio simple”, con el agravante del uso de un arma de fuego. Entre las idas y vueltas, el móvil del crimen sigue en penumbras.