Sábado, 14 de noviembre de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › CONFIRMAN EL HALLAZGO DE UNA “IMPORTANTE CANTIDAD DE AGUA”
Lo descubrió una misión de la NASA, después de analizar las imágenes generadas tras el impacto de una sonda en un cráter del polo sur lunar. Allí se encontraron cubos de hielo de 7,5 litros que, con el estallido, generaron una nube de agua.
Por Adrián Pérez
Los escépticos recibieron un duro golpe asestado por la evidencia científica ayer, cuando la NASA comunicó que una “importante cantidad de agua congelada se encontró en la Luna”, anuncio que, en principio, podría estimular el interés del hombre por regresar al satélite natural de la Tierra después de 40 años. “Encontramos agua y no solamente un poco, sino una cantidad importante”, destacó ayer en conferencia de prensa Anthony Colaprete, responsable científico de la misión Lunar Crater Observation and Sensing Satellite (Lcross), responsable del hallazgo y cuyo valor económico asciende a la friolera de 79.000 millones de dólares.
Las tareas para dar con agua congelada comenzaron el 9 de octubre pasado, a las 11.30 hora de Greenwich (7.30 de Argentina), cuando la sonda Centaur de la misión Lcroos (www.lcross.arc.nasa.gov) se estrelló contra el cráter Cabeus –de unos 100 kilómetros de ancho y 4 de profundidad, ubicado en el polo sur de la Luna– a unos 9 mil kilómetros por hora de velocidad.
Allí se encontraron una decena de cubos de hielo, de aproximadamente 7,5 litros cada uno, a una profundidad que los científicos estimaron entre 20 y 30 metros. Por aquel entonces, científicos de la NASA estimaban que, posiblemente, la presencia de agua en forma de hielo en el satélite se remontara a millones de años aunque como la luz del Sol no alcanzó las profundidades de los cráteres, eso impidió la evaporación del hielo a la atmósfera lunar.
En diálogo con Página/12, Roberto Venero, astrónomo de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad de La Plata reforzó esa teoría. “Uno de los principales objetivos de la misión Lcross fue estudiar el contenido de cráteres que están en la región polar lunar, donde nunca llega la luz del Sol –aseguró el investigador–: esta misión lanzó en el cráter (Cabeus) el segmento de un cohete, y tras el impacto sobre el fondo estudiaron el material eyectado, que es la única manera de analizarlo, porque está oculto.”
Para estudiar las eyecciones provocadas por la explosión que generó la sonda Centaur se utilizó un método especial. “Lo que se hace es analizar el brillo de esas eyecciones mediante una técnica de espectrometría que consiste en dispersar la luz en los colores que la componen a través de un elemento dispersor como un prisma –explicó Venero–, lo que permite estudiar los elementos químicos presentes en la materia que está brillando durante esa eyección.” Agregó que con el impacto del cohete “se levantó material que ha sido analizado con esa técnica y permitió saber que allí había agua”.
Mariano Ribas, responsable del Area de Astronomía del Planetario porteño, destacó que el anuncio es “la confirmación de sospechas que existen desde hace bastante tiempo y que surgieron a partir de una cadena de misiones que comenzaron en 1994 con Clementine y continuaron en 1999 con la misión Lunar Prospector”. Mediante estudios de radar, estas sondas encontraron la presencia de hidrógeno en cráteres polares de la Luna que, se sospechó, “estaba relacionado con depósitos de hielo, pero de lo que no había una evidencia tan directa”.
Si el impacto de la misión Lcroos se produjo hace un mes, ¿por qué demoraron tanto tiempo en dar la noticia?, preguntó este diario. “Porque, en principio, no produjo la explosión que se esperaba y esto dificultó detectar el vapor de agua que levantó las nubes de escombros que generó el impacto, y que no fueron captadas por ningún telescopio terrestre pero sí por la nave de observación de la Lcroos.”
Ribas consideró, además, que lo más importante es que con este anuncio se confirma una vieja sospecha de la astronomía planetaria, y es que “en cráteres polares de la Luna habría depósitos de hielo de agua congelada”. Aunque todavía no se ha corroborado, se presume que el hielo proviene de antiguos impactos de cometas que están hechos, básicamente, de agua congelada. El costado práctico del descubrimiento es que el hielo podría ser aprovechado por futuras misiones que visiten la Luna.
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